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Nuevas detenciones por la matanza del café Holey Artisan, en la capital de Bangladesh

El asedio a este restaurante, frecuentado por extranjeros, continúa generando numerosas incógnitas

Un grupo de personas atiende a un herido en el asalto al café Holey Arisar, frecuentado por extranjeros, en Dacca Reuters
Eduardo S. Molano

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Las autoridades de Bangladesh han detenido a tres nuevas personas por la masacre del pasado 1 de julio en la capital del país, Dacca , que se cobró la vida de más de una veintena de personas. El comisionado adjunto de la capital, Masudur Rahman, confirmaba que entre los detenidos se encuentra Ahsan Gias Uddin, decano de la Universidad de North South , quien habría alquilado un apartamento a los terroristas.

A pesar de que el ataque contra el café Holey Artisan Bakery, frecuentado por expatriados, fue reivindicado por Daesh, el Gobierno local desmiente las conexiones entre estos crímenes y la red terrorista , y culpa de los atentados a grupos locales que quieren desestabilizar al país. Sin embargo, la autoría no es la única duda que campea sobre la matanza. Por ejemplo, dos semanas después del asedio, se desconoce la suerte de dos rehenes: Hasanat Karim y Tahmid Khan, retenidos por las autoridades para su interrogatorio, pero que no han sido liberados ni acusados de participar en el ataque.

Ya el pasado mes de junio, y en tan solo una semana, la fuerzas armadas habían arrestado a más de 11.000 personas , en el intento de sofocar una serie de asesinatos contra activistas seculares y miembros de las minorías religiosas. De forma paralela a los arrestos ( criticados por su arbitrariedad ), el Ejecutivo hacía pública la muerte de varios presuntos terroristas, como la de «Sharif» o «Hadi», miembro de la organización radical Ansarullah Bangla Team y principal acusado por el asesinato del bloguero Avijit Roy en febrero de 2015.

«Hace unos meses, la policía dijo que todos los asesinos abandonaron el país. Y ahora (…), la policía declara que él («Sharif») era el asesino de Avijit Ray. Básicamente, esto es un cuento de hadas, nada más . Ahora la pregunta es, si él era el asesino de Avijit Roy, ¿entonces por qué la policía le disparó? ¿Existe alguna ley en Bangladesh? Nadie tiene el derecho de matar a nadie», aseguraba entonces a ABC el activista Ananya Azad, a quien las amenazas de Ansarullah Bangla Team le obligaron a abandonar el país.

La lista de objetivos

La reciente ola de violencia islamista se remonta a 2013. Entonces, Ansarullah Bangla Team, hacía pública una lista de 84 personas anti-islámicas que debían ser silenciadas. En solo unos meses, nueve de ellas fueron asesinadas.

En los últimos meses, eso sí, la violencia parece recrudecerse, con un incremento de los asesinatos selectivos de miembros de las minorías religiosas o de simples críticos del islamismo radical. Mientras, el Gobierno local acusa de los atentados a grupos locales que quieren desestabilizar al país; principalmente a la organización Jamaat-e-Islami y al Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) .

En este sentido, las matanzas de los últimos meses se cruzan también en la lucha política abierta en las esferas de poder entre dos mujeres, la primera ministra, Sheikh Hasina, y la líder del opositor BNP, Khaleda Zia.

La primera ministra Hasina es hija de Mujibur Rahman, histórico líder de la independencia de Bangladesh y quien sería asesinado junto a parte de su familia en un Golpe militar en 1975.

Sobre el papel, su partido apuesta por un ideario secular en el país. Un credo que choca con el de la líder de la oposición del BNP, viuda de Ziaur Rahman, cuarto presidente del país y quien llevó a cabo una re-islamización del Estado. Su muerte también se produciría en otro levantamiento militar, en este caso en 1981.

«El Gobierno no está haciendo lo suficiente para proteger a activistas seculares» , reconocía recientemente a ABC Imran H. Sarker, portavoz del movimiento Shahbag. En 2013, su grupo, formado entonces por solo unos pocos activistas y estudiantes, tomaba la plaza de Shahbag de la capital Dacca, bajo la exigencia de que aquellos que hubieran cometido crímenes durante la lucha de la independencia de Bangladesh frente a Pakistán en 1971 se enfrentaran a la Justicia (entre otras cuestiones, demandaban la aplicación de la pena capital a Abdul Quader Molla, líder del islamista Jamaat-e-Islami). Entonces, Shahbag se convirtió en un símbolo de poder social.

Tres años después de estas protestas y cuando crecen las matanzas, Sarker apela ahora a una «lucha democrática», donde se recupere el derecho de expresión. «Solo así podremos tener éxito frente a los grupos extremistas», recuerda.

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