«Por la noche tenía que acostarme con un hombre»

«Hace dos meses y medio salí para ir a trabajar la tierra. Iba con mi madre y la mujer de mi hermano. Ellos [unos hombres] aparecieron de repente de detrás de unos arbustos. Eran muchos e iban armados. Eran agresivos. Nos llevaron por la fuerza al bosque. A mi madre y a mi cuñada las dejaron ir, pero a mí me retuvieron con ellos en el bosque».

Aquel fue el principio de los duros meses de cautiverio para Pierrette, un tiempo que transcurrió en la espesura del bosque tropical y del conflicto armado. «Caminábamos mucho durante el día. Cargábamos arroz, cacahuetes, sal.... por la noche tenía que dormir con un hombre. Siempre el mismo. Durante el día, otros me pegaban y él actuaba como si no me conociese. Pasaba el día con otra mujer, una madre con hijos. Y por la noche tenía que acostarme con él».

«Estos hombres mataron a gente a mi lado. Tenía miedo, pero no se nos permitía llorar. Si lo hacíamos, nos azotaban en la espalda», explica Pierrette, mostrando las cicatrices en cruz en su espalda y pies. «Había otras personas que lloraban conmigo. Hablaban zande, como yo, aunque no nos conocíamos».

Tras dos meses, Pierrette logró escapar. Vino al centro de salud. De allí fue referida al hospital donde recibió medicamentos y comida y pudo hablar con la psicóloga de MSF.

«Intento no pensar más en ello», añade Pierrette. «Lo bloqueo en la mente. No hablo de ello con nadie. Pero cuando mi madre me preguntó, se lo expliqué todo. Cuando les conté todo lo que ocurrió, mi madre y mi padre lloraron».