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El negociador británico para el Brexit deja el Gobierno y agrava aún más la situación de Johnson

David Frost, un aliado de confianza del primer ministro, envió su carta de renuncia tras informes de prensa que indicaron que dejaría el cargo en enero de 2022 por discrepancias con las restricciones de viajes y subidas de impuestos

David Frost, jefe negociador para el Brexit Reuters

Ivannia Salazar

La crisis en el seno del gobierno de Boris Johnson se agudiza. Tras la rebelión de un centenar de parlamentarios conservadores el pasado martes en la Cámara de los Comunes durante la votación de las nuevas medidas para atacar la crisis del Covid-19, el sábado a última hora llegó una noticia que removió a todo Downing Street: la renuncia de David Foster, ministro del Brexit y quien fuera el negociador británico del divorcio con la UE. Foster, un peso pesado e incondicional, al menos hasta el momento, de Boris Johnson, dimitió de forma inesperada justo cuando el primer ministro se enfrenta a sus horas más bajas desde que llegó al poder, con su imagen en las encuestas por los suelos, un partido lleno de grietas, una rebelión con cada vez más adeptos y un batacazo electoral en North Shropshire , un feudo conservador.

Ahora, el encargado de las relaciones con la Unión Europea tras consumarse la separación deja su cargo debido a su posición debido a la «dirección» que está tomando el Ejecutivo, con el Plan B del para hacer frente a la pandemia, que incluye medidas como el uso de mascarilla en interiores y otras más polémicas, como la obligatoriedad de la vacunación para el personal sanitario o la necesidad de presentar un certificado de vacunación para ingresar a eventos multitudinarios . También, según algunas fuentes, Frost no estaría nada contento con la idea de que Reino Unido suavice su posición con respecto al papel del Tribunal de Justicia en caso de que produzcan discrepancias en la aplicación del polémico Protocolo de Irlanda del Norte.

«Johnson debería aprovechar esta oportunidad para acabar con la anomalía de que el ministro responsable de las relaciones con nuestros vecinos más cercanos opere como un llanero solitario en la Oficina del Gabinete», opinó tras conocerse la noticia Peter Ricketts, ex subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores y embajador en Francia, quien consideró que el premier «debería dar al departamento de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo la responsabilidad de la política de la UE, donde puede integrarse adecuadamente en una política exterior más amplia bajo la dirección de un alto ministro para Europa». Y es que la situación es compleja, con Irlanda del Norte como prioridad número uno.

El ministro de Sanidad, Sajid Javid, uno de los primeros en reaccionar, calificó a Frost como un «servidor público sobresaliente» en un programa de la BBC en el que puntualizó que aunque «no está de acuerdo» con Frost, este dimitió «por principios, y eso tenemos que respetarlo». Por su parte, Angela Rayner, número dos del Partido Laborista, consideró que la renuncia es una muestra de que el gobierno está sumido «en un caos total justo cuando el país enfrenta unas semanas de incertidumbre», con los casos de Covid-19 en récord, superando los 90.000 y rumores sobre un posible confinamiento tras las Navidades. Según la prensa local, Frost le había anunciado en una carta al primer ministro, a quien elogió como «un líder sobresaliente» durante el Brexit, que dejaría su cargo a finales de enero, pero la publicación en un tabloide precipitó su salida con efecto inmediato.

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