Suscribete a
ABC Premium

El día que los necios se conjuraron en el Capitolio

Una variada fauna, la crème de la crème de una turba alucinada, asaltó la sede del poder legislativo americano

Un simpatizante de Trump, sentado en el despacho de Nancy Pelosi TWITTER
David Alandete

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La vista desde el cabo de la avenida Pensilvania era digna del final de los tiempos, de a quella película de ciencia ficción en que Michael York se fugaba de no sé qué prisión futurista y acababa en un Washington en ruinas. Al llegar ... al Capitolio, se lo encontraba derruido y habitado solo por gatos y un viejo harapiento que hablaba de un apocalipsis que ya pasó. Esa hecatombe bien podría haber llegado el miércoles al anochecer, cuando una turba escalaba los andamios ante la imponente cúpula de mármol, cubierta de un grueso humo, con pequeños incendios por todos lados. Los gritos se fundían con las sirenas de policía. La gente, desorientada, caminaba en plena calzada, algunos corriendo con el gesto malicioso de un niño que acaba de romper el jarrón con la pelota y ha escondido los añicos bajo la alfombra.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia