Muere Rafael Caldera, el presidente que «perdonó» al golpista Chávez

Fundador del partido democristiano Copei, Caldera «perdonó» en 1994 a su luego sucesor Hugo Chávez, que cumplía condena en una cárcel militar por encabezar el frustrado golpe de Estado de 1992 contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez.

Su hijo Andrés Caldera aseguró a Unión Radio que sufría desde hacía bastante tiempo párkinson, una enfermedad «muy penosa que llevó con mucha dignidad, sin quejarse y sin protestar, pero ya en los últimos días le costaba mucho hablar». Caldera también reveló que Chávez lo llamó por teléfono para darle el pésame y «me dijo que estaba enterado de que la familia no quería recibir ningún honor oficial de parte del gobierno».

Rafael Caldera entregó la presidencia a Chávez, que en su toma de posesión juró sobre lo que él llamaba la «moribunda» Constitución. Poco después, el gobernante bolivariano convocó un referéndum y una Asamblea Constituyente que le hizo una Carta Magna a su medida.

En alguno de sus artículos publicados en «El Universal», el ex mandatario democristiano aseguró que estaba arrepentido de otorgarle el sobreseimiento en 1994, que es el mayor premio, mejor que un indulto, que puede recibir un militar golpista. Caldera fue padrino de Chávez en la Academia Militar.

Crisis financiera

Tras romper con Copei, Caldera logra su segunda presidencia, a la que llegó con el apoyo del «chiripero» (pequeñas cucarachas), una alianza de organizaciones de izquierdas. En esa etapa se produjo la mayor crisis bancaria de Venezuela, entre 1994 y 1995, que costó unos 11.000 millones de dólares en pérdidas, el presupuesto anual del país y la ruina de la mitad de su sistema financiero.

No es la primera vez que los familiares de un ex mandatario rechazan los honores. Según revelaron a ABC fuentes próximas a Copei, cuando hace dos años murió Luis Herrera Campíns (1925-2007), otro democristiano que gobernó entre 1979-84, su familia «agradeció las condolencias de Chávez, pero rechazó los actos oficiales como ex jefe de Estado» por razones obvias.