Muere Michael Foot, líder laborista derrotado por Thatcher
Su extremismo ideológico -marxista e identificado completamente con los sindicatos-, le sirvió en bandeja a Margaret Thatcher en 1983 la mayor victoria conservadora en cincuenta años , aunque en ello también influyó la Guerra de las Malvinas, que Michael Foot, como líder laborista, apoyó como ... deber patriótico. La severa derrota obligó a Foot dimitir de inmediato, sólo tres años después de haberse hecho con el liderazgo laborista. Brillante orador, con rotundas gafas de pasta y abundante pelo blanco peinado hacia atrás, fue la imagen de una época en la que el izquierdismo del Partido Laborista le hizo incapaz de ser alternativa del Thatcherismo.
Foot murió este miércoles a los 96 años de edad. Nacido en Plymouth en 1913, fue miembro de la Cámara de los Comunes durante 47 años, entre 1945 y 1992. Estuvo en los Gobierno de los laboristas Harold Wilson (1964-70) y James Callaghan (1976-79), en el primero como ministro de Trabajo y en el segundo como líder en la Cámara de los Comunes. Rivalizó con Callaghan para el liderazgo laborista, pero sólo puedo hacerse con él a la salida de éste de Downing Street.
Al conocer su muerte, el “premier” Gordon Brown le calificó como “hombre de profundos principios y un idealismo apasionado”. Según Brown, “fue una figura indomable que siempre defendió sus creencias y, se estuviera de acuerdo con él o no, la gente admiraba su carácter y su firmeza”. Para el líder conservador, David Cameron, fue “un brillante orador” que hablaba con “gracia” y pronunciaba discursos “increíblemente intensos”.
Foot, que antes de llegar a político ejerció de periodista (en 1942 fue nombrado director del “Evening Standard”, a los 28 años), se caracterizó por su vehemencia doctrinaria. “Socialismo sin propiedad colectiva no es más que excusa fantástica”, escribió en 1956, expresando un pensamiento que mantendría en el tiempo. “No hay nada malo en ser marxista”, diría en 1977, y en 1979, año del primer triunfo electoral de Thatcher, escribiría: “lo que se necesita es un fuerte giro a la izquierda”.
Foot dio ese giro y con ello cavó su sepultura como líder. De todos modos y a pesar de su doctrinarimo, pasado el tiempo defendería la modernización de Tony Blair. “Nadie que comenzó siendo una esperanza ofreciendo su servicio al Partido Laborista cuando yo fui líder debe ser desestimado como oportunista”, manifestó en 1995 sobre el joven nuevo líder.
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