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El ministro del Interior francés, en la cuerda floja por la gestión de la matanza de la prefectura de policía

Un yihadista peligroso llevaba años trabajando en un servicio sensible; los servicios del ministerio del Interior no controlaron ni advirtieron de una amenaza temible en el corazón policial de Francia

Juan Pedro Quiñonero

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La cabeza política de Christophe Castaner , ministro del Interior, primer responsable de la lucha anti terrorista, ha quedado pendiente de un «hilo», tras su catastrófica gestión de la matanza de la Prefectura de policía de París (PPP), consumada por un terrorista musulmán que trabajaba desde hace años en los servicios de seguridad del Estado.

«¿ Es posible salvar al soldado Castaner ?», se pregunta en su portada «Le Parisien» (popular independiente), subrayando que «llueven» las peticiones de dimisión de un ministro que arrastra un rosario de «cacerolas» muy lamentables para el gobierno y para el presidente de la República.

A la derecha, Los Republicanos (LR) piden la dimisión de Castaner con mucha insistencia. En La República En Marcha (LREM), el partido de Macron, cunde una "inquietud" mal disimulada. Castaner lleva más de doce meses cometiendo los errores más lamentables para la credibilidad gubernamental.

En el momento álgido de la crisis de la franquicia de los chalecos amarillos, se descubrió que Castaner había pasado varios fines de semana (policialmente «negros») en alegre compañía nocturna, traicionando a su mujer, cuando París estaba «ardiendo».

La matanza de la PPP, la semana pasada, ha dejado al descubierto «disfuncionamientos» reconocidos por el gobierno, percibidos por la opinión pública como inquietantes para la seguridad nacional: un yihadista peligroso llevaba años trabajando en un servicio sensible; los servicios del ministerio del Interior no controlaron ni advirtieron de una amenaza temible en el corazón policial de Francia; Castaner no parece «controlar» con eficacia unos servicios sensibles para la seguridad nacional.

Édouard Philippe, primer ministro, ha ordenado una investigación especial de los «disfuncionamientos» de los servicios de seguridad. Se trata de un «parafuegos», intentando frenar y controlar el incendio político que pudiera quemar a un ministro que sabe demasiadas cosas de Emmanuel Macron para ser “dimitido” de manera intempestiva.

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