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Máxima seguridad y pánico de los jurados ante el macrojuicio del Chapo en Nueva York

Este martes se prevé que comience la vista del narco mexicano, que se enfrenta a cargos que suponen cadena perpetua

El Chapo Guzmán, presentado ante la prensa en febrero de 2014 Afp
Javier Ansorena

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No fue fácil capturar al Chapo Guzmán y no lo está siendo su cita con la justicia estadounidense. Los juzgados federales de Brooklyn son el escenario de un macrojuicio que ha colapsado el centro administrativo del distrito neoyorquino y lo seguirá haciendo las próxima semanas. Las exigencias de seguridad de un acusado que se escapó dos veces de cárceles mexicanas -una de ellas de alta seguridad- y controló un ejército de narcos en las montañas mexicanas de Sierra Madre son altísimas.

Los juzgados están tomados por un ejército de agentes de seguridad y cada día se corta el puente de Brooklyn , una arteria principal con el Sur de Manhattan (además de gran atracción turística de la ciudad), para trasladar al Chapo de su calabozo en una prisión de alta seguridad, donde cada día pasa 23 horas en confinamiento, al banquillo delante del juez, Brian Cogan . En el juicio, que empieza el martes, no habrá público: solo la fiscalía, la defensa, el acusado y cinco miembros de la prensa.

Fachada de los juzgados donde se celebra el juicio al Chapo Guzmán Afp

Casi más difícil que organizar la seguridad del juicio ha sido encontrar a los jurados que decidirán sobre la suerte del Chapo. Cogan ha entrevistado a docenas de candidatos la semana pasada. Los razones para no ser jurado han ido de lo sustancial a lo cómico: había candidatos que aseguraban tener miedo a que el cartel de Sinaloa tomara represalias con ellos o sus familias; otros fueron desechados por se demasiado reconocibles -había, por ejemplo, un imitador de Michael Jackson- o por ser demasiado imparciales, como quien dijo que quería un autógrafo del narco.

El Chapo promete no matar a ningún jurado

Hubo un jurado que el pasado miércoles rompió a llorar cuando se enteré que había seleccionado. En otro de los episodios estrafalarios del juicio, el Chapo prometió a través de uno de sus abogados que no mataría a ningún jurado.

El juez Cogan no debe estar tan convencido de las buenas intenciones del acusado, porque no ha rebajado un ápice las condiciones de máxima seguridad a las que está sometido. Sus abogados, por ejemplo, habían solicitado que se permitiera al narco dar un abrazo a su mujer en la primera vista del juicio. El Chapo no tiene contacto con Emma Coronel Aispuro desde hace casi dos años, cuando fue extraditado a EE.UU . Su equipo legal pedía que tuvieran un breve contacto físico, con la barandilla de la sala del juicio por medio, pero Cogan se ha negado, porque sería un trato de favor respecto a otros acusados en condiciones de máxima seguridad.

El Chapo se enfrenta a partir del martes a 17 cargos, que le podrían suponer la pena de cadena perpetua. Su mayor enemigo podría no estar en la fiscalía, sino entre los testigos. Esta semana se ha sabido que uno de sus lugartenientes, Vicente Zambada, detenido en Chicago, ha decidido declararse culpable y colaborar con la justicia a cambio de protección para él y su familia.

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