La matanza de campesinos revive el temor a los paramilitares en Colombia

Según la versión que el único superviviente ofreció al diario «El Colombiano» , «los llevaron a un corredor. Allí como que les preguntaron que si el patrón ya había pagado la vacuna (extorsión) y nadie supo qué responder… entonces, ahí recostados a la pared, uno de ellos les disparó con un fusil a todos y luego los remataron tirándoles una granada», dijo.

La masacre tiene a Colombia en vilo pues revivió lo que pasó en la década de los noventa , cuando los paramilitares de extrema derecha, como se conocían a los escuadrones de la muerte que combatían a las guerrillas, solían hacer lo mismo para adueñarse de territorios estratégicos.

Un dato es elocuente: según el Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, entre 1982 y 2007 los paramilitares lideraron 2.505 masacres, con un saldo de 14.660 víctimas .

A principios de 2000 los paramilitares se desmovilizaron, pero de un tiempo hasta ahora han vuelto a rearmarse. Hoy se les conoce como Bandas Criminales (Bacrim).

Para Santiago Londoño , secretario de Gobierno departamental, las Bacrim se están convirtiendo en la mayor amenaza para la seguridad de Antioquia. «Son los grupos que más están creciendo, obteniendo mayores recursos y demostrado barbarie, sevicia y agresividad en la búsqueda de sus fines», explicó.

El por qué se están moviendo en estas zonas se entiende. El norte de Antioquia limita con varias zonas conflictivas: por un lado está el Nudo de Paramillo , donde se siembra hoja de coca y produce base; y por otro, áreas selváticas que conducen al Nordeste y Magdalena Medio , donde se han instalado laboratorios para la cristalización de la cocaína . Además, se vienen desarrollando varios proyectos de gran envergadura, como la hidroeléctrica de Ituango , es una zona potencial minera y de explotación lechera y agrícola a nivel industrial.