Miles de mujeres piden respeto en la llamada «Marcha de las Putas»

No es no «si me pongo medias de red y tacones de aguja», «si la apertura de mi falda sube hasta mi muslo», «si el escote de mi vestido es épico e invitador», «si bailo de forma sensual»...: «No significa no», detallaban la convocatoria a una manifestación que, como ya es norma, fue organizada y difundida a través de las redes sociales.

Desde la Glorieta de la Palma hasta el Hemiciclo a Benito Juárez, mujeres que ni se revelaban como feministas o lesbianas, sin mostrar otra seña de identidad que la de su feminidad, denunciaron una sociedad donde «mis colegas, cuando hablan conmigo, nunca me miran a los ojos» o «si quiero un ascenso, tengo que acostarme con el gerente», según confesaron algunas a los medios locales. Y se gritaban entre ellas, sonrientes: «Trepa», «fácil», «loca», «cachonda», «ramera»...

Así, las féminas capitalinas de miradas esquivas se liaron la manta a la cabeza y abandonaron por un día su habitual recato en el vestir para lucir muslo, escote y taconazo en las calles de la Ciudad de México, siguiendo el ejemplo que ya habían dado anteriormente en Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Australia, Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador. La idea surgió en Toronto, hace dos meses, como reacción a unas declaraciones del policía Michael Sanguinetti, quien en enero había afirmado durante una conferencia que «las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser víctimas de la violencia sexual».

En México, esta cuestión no es baladí: según el Ministerio de Salud, unas 1.200 mujeres son violadas cada año; más de la mitad de ellas con edades comprendidas entre los 10 y los 20 años. Yuriria Rodríguez, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, detalló que desde enero de 2009 hasta el mes en curso fueron reportados 1.728 asesinatos de mujeres en 18 de los 32 estados de la República, la mayoría de los cuales permanecen impunes.