«Cuatro mangantes ricos y una dictadura de Putin: he ahí Rusia»
Rafael M. Mañueco, periodista, corresponsal en Moscú
«Cuatro mangantes ricos y una dictadura de Putin: he ahí Rusia»
-Veinte años de la desintegración febril de la URSS. Pero todo empezó mucho, mucho antes...
-En los tiempos de Breznev...
-Jesús López-Medel define la época de Gorbachov como «la primavera de la libertad».
-Quisiera destacar que «Gorbachov, ocaso y caída ... del Imperio rojo» existe gracias a Jesús, que conoce como nadie aquel mundo, y me propuso la idea de escribirlo junto a él. Y su definición no puede ser más acertada. Totalmente. Lo que Gorbachov quería era preservar el sistema, hacerlo más eficaz.
-Gorbachov tuvo que conceder, y se eliminó el artículo de la Constitución que hablaba de la hegemonía del Partido Comunista.
-Su época fue mucho más democrática que la Rusia actual de Putin.
-¿Como en la libertad de prensa?
-Por ejemplo. Hoy las televisiones están completamente intervenidas por Putin, mientras que en la época de Gorbachov eran muy críticas con él.
-Gorbachov fue valiente al impulsar la «perestroika» y la «glásnost». ¿Y transparente?
-Hubo elecciones mucho más democráticas que las de la Rusia de hoy. La «perestroika» se utilizó para reconstruir, reformar, la economía; luego, se aplicó a la política, cultura, cuando volvió Solzhenitsin...
-Dice Joaquín Navarro-Valls que Gorbachov peregrinó a Roma a darle las gracias al Papa «por las cartas que él recibió de Juan Pablo II cuando murió su mujer Raisa». Y que en la casa de Gorbachov había un icono de la Virgen, y encima, una foto de Lenin.
-Todo empezó a caer en los países del Este atizado por Polonia, por Wojtila y por el sindicato Solidaridad. En un primer momento, Gorbachov miró con cierto recelo, pero después viajó al Vaticano y estableció unas buenas relaciones personales con el Pontífice. Fue a ver al demoledor del comunismo.
-¿Qué le cautivó de Rusia, como periodista?
-El idioma. Me parecía un país muy enigmático.
-Se habla de la «frialdad» del ciudadano ruso.
-Al contrario, es una gente muy cálida una vez que la conoces; las mujeres son guapísimas. Una vez que rascas un poquitín, te llevan a casa y hay una botella de vodka de por medio, te das cuenta de que es gente bastante cálida.
-¿Da vértigo viajar a la Unión Soviética?
-Yo tuve esa sensación un poco... Por la historia tan terrible de la época de Stalin, por los campos de concentración, estaba un poco, con perdón, «acojonado» pensando: ¡a ver si acabo en uno de esos campos! Pese a todo, en la época comunista, a los extranjeros siempre nos han tratado con cierta deferencia; la sensación general era acogedora.
-¿Se ha enturbiado aquella «transparencia»? ¿En qué ha acabado?
-Ya hemos visto en qué ha acabado: en que cuatro mangantes se han hecho ricos, y en una dictadura de Putin. He ahí Rusia. Creíamos, y los rusos también, que todo iba a ir hacia un sistema más democrático, parecido al europeo, con más clase media...
-¿Pero...?
-Con el pelotazo en la época de Yeltsin los ricos se hicieron más ricos, surgen las mafias...
-¿Y con Putin?
-Ha cercenado muchas ilusiones, hay unos cuantos que viven muy bien; desencanto generalizado.
-«Todo esto no va nada bien», ha afirmado Gorbachov, que prologa su libro, sobre la Rusia actual.
-Él estima probable que pronto tengan que «introducirse medidas autoritarias», al tiempo que denunció las tendencias dictatoriales observadas en el partido de Putin (Rusia Unida), en su Gobierno y en el Frente Popular, un montaje de última hora para las próximas elecciones. La intentona de golpe de Estado se vino abajo un 21 de agosto de 1991. Gorbachov regresó entonces de Crimea, pero su poder había quedado tocado de muerte.
-¿Qué supuso la caída de «Gorby»?
-El final del Estado soviético. Y la caída del régimen comunista. La Unión Soviética, que era la patria de la revolución socialista, comunista, terminó de derrumbarse. El fin de toda una era comunista.
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