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«Se manchó con sangre de su mejor amiga»: así salvó la vida una de las niñas del colegio de Texas

Miah Cerrillo, que sobrevivió al asalto del tirador, se hizo la muerta para evitar ser alcanzada por las balas

Uvalde llora sus muertos y lamenta: ¿podría haber hecho más la Policía?

ABC Podcast: Las cicatrices en Texas después de la masacre

Miah Carrillo, la primera por la derecha, con su familia ABC
Javier Ansorena

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Miah Cerrillo volvió a nacer el martes 24 de mayo. Lo hizo de la forma más trágica imaginable, en medio de la carnicería que Salvador Ramos , un joven de 18 años vecino de su pueblo, Uvalde , perpetró en su clase. Cerrillo es, al parecer, la única persona que estaba en la clase de la escuela de primaria Robb en la que Ramos se atrincheró y que logró salir con vida.

Su padre, Miguel Cerrillo, fue a todo correr a la escuela en cuanto se enteró del tiroteo. No pudo entrar en el centro, pero sí llegó a ver a su hija cubierta de sangre y transportada por la policía. La sangre no era producto de una herida de gravedad, sino la clave de su supervivencia.

La niña entró en « modo de supervivencia », contó a la cadena local KPRC su tía, Blanca Rivera. «Vio a su amiga llena de sangre y se la esparció en su cuerpo», dijo según un relato de la madre de la niña.

Esta versión fue corroborada a este periódico por una prima de Miah, que prefirió no mencionar su nombre. «Se manchó con la sangre de su mejor amiga », aseguró. La compañera era Amerie Joe Garza, la chica que se cree que trató de llamar al teléfono de emergencias 911 nada más Ramos se precipitó armado en su clase. En una versión paralela de esa llamada, el padre de la niña aseguró a ‘The Washington Post’ que su hija le contó que fue una de las profesoras la que intentó llamar, fue abatida por Ramos y Miah trató de usar su teléfono.

En cualquier caso, el atacante tiroteó a Amerie , al igual que hice con las dos maestras , Eva Mireles e Irma García, y el resto de compañeros que estaban en su clase.

Cicatriz psicológica

Miah logró permanecer en vida haciéndose la muerta y con el cuerpo cubierto de sangre. Tuvo que soportar así muchos minutos, entre 40 minutos y una hora, el tiempo que las autoridades creen que Ramos estuvo parapetado en la clase hasta que fue abatido por la policía.

La niña salió de la clase con heridas de fragmentos de bala en su espalda. Fue tratada en el hospital, pero pocas horas después ya estaba en casa. La cicatriz que quedará con ella es el horror vivido en su clase. «Ahora quiere estar sola, no ha dormido mucho, ha sido muy duro para ella», explicar su familiar, que asegura que la niña también ha tenido « ataques de pánico ».

Quienes también sobrevivieron de milagro fueron los compañeros de la clase adjunta. Ramos intentó atacar ese aula , donde varios niños se escondieron debajo de mesas y detrás de cortinas. La llegada de los primeros policías le llevó a atrincherarse en la única sala donde se cobró víctimas.

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