Maduro intensifica la tortura mientras EE.UU. reanuda el diálogo con él

El norteamericano Heath es solo uno de los miles de detenidos por el chavismo en las cárceles del Dgcim y del Sebin, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional. Según el informe del Instituto Casla, entre enero de 2021 y enero de 2022, hubo en Venezuela 18 nuevos casos de «personas que fueron víctimas de detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y violencia sexual, en el marco de la represión sistemática que el Estado venezolano lleva a cabo contra la población civil y contra oficiales de la fuerza armada que se han manifestado de alguna manera en contra de la opresión».

Según ese informe, el quinto que efectúa el mencionado instituto, el chavismo ha recurrido a nuevos métodos de tortura. Por ejemplo, azotes con cables eléctricos en pies y costillas, o sujetar a la víctima con una soga, atada de pies, manos o cuello a un punto fijo, como una columna, de tal manera que si trata de sentarse o agacharse se puede asfixiar. También se ha sumergido a víctimas desnudas en un pozo helado por tiempo prolongado hasta causarles síntomas de congelamiento.

Estas denuncias de que el régimen de Maduro ha intensificado la tortura llegan precisamente cuando la Casa Blanca ha entablado un contacto directo con aquel, logrando la liberación de dos estadounidenses presos: Gustavo Cárdenas, uno de los llamados seis de Citgo, los ejecutivos de esa empresa refinadora que fueron detenidos en Venezuela en 2017 por cargos de corrupción, y Jorge Fernández, un turista detenido el año pasado acusado de terrorismo por estar en posesión de un dron.

Según la directora del Instituto Casla, Tamara Suju , que ha elaborado este informe, «esta cadena criminal no puede de ninguna manera zafarse de la justicia de la Corte Penal Internacional ni los tribunales federales norteamericanos, porque aquí [en EE.UU.] están acusados de tráfico de drogas, es un entramado criminal internacional que además de reprimir a venezolanos tienen multiples facetas de negocios en el exterior». «Esto que presentamos hoy es un horror, lo que sucede en Venezuela no es un caso de dos rehenes, son 25 millones de rehenes de la peor tiranía que tiene el continente», añade Suju.

La madre de Heath, que fue detenido en un control de carretera en Venezuela el 10 de septiembre de 2020 y acusado de un supuesto complot terrorista para sabotear las refinerías de petróleo y el servicio eléctrico para provocar disturbios en el país, dijo que se alegra de que EE.UU. haya podido conseguir la libertad de esos dos estadounidenses, y espera que pronto pueda ser liberado su hijo. «Saber que nadie le ayudó, que estaba solo, es insoportable», dijo Connie Haynes, visiblemente afectada.

Según dijo Suju el viernes en la sede de la OEA, Heath fue detenido en posesión de un teléfono y un billete de 20 dólares, llevado a Caracas y procesado en dos ocasiones por traición a la patria, la segunda después de que el régimen plantara pruebas en su contra, en especial armas. Su familia mantiene que Heath fue detenido por error tras una visita a la isla de Aruba. Ahora, dice el informe, Heath está recluido por el Dgcim en Fuerte Tiuna en Caracas, en una prisión apodada ‘La casa de los sueños’, que está siendo investigada por la Organización de Naciones Unidas.

Una de las torturas detalladas por el informe presentado en la OEA en esa prisión es la de encerrar a los detenidos en lo que se llama la ‘caja de muñecas’, un armario que mide 60 centímetros de largo y ancho y 2,75 metros de altura , «donde las víctimas no pueden ponerse en ningún tipo de posición de descanso, donde les han puesto un pote para hacer sus necesidades fisiológicas en el piso y permanecen entre 24 y 72 horas, incluso ha habido casos donde han estado hasta una semana encerrados en ese lugar sin ningún tipo de ventilación y totalmente a oscuras, donde víctimas han narrado como se han desmayado y los sostienen las paredes, como empiezan a ver alucinaciones por la asfixia y dolor corporal, entre otras consecuencias».

Preguntado por los contactos de la Casa Blanca con el chavismo, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, dijo que «los contactos bilaterales que puedan haber para soltar rehenes de la dictadura, rescatar presos politicos, son bienvenidos y los resultados esperemos que sean plenos, efectivamente este trabajo de negociación de rescatar presos políticos, de rescatar torturados, de rescatar rehenes americanos es un trabajo que tiene que ser valorado en esa medida».

Hace una semana viajaron a Caracas el encargado de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Juan González; el enviado especial del presidente Biden para liberar rehenes, Roger Carstens, y el embajador norteamericano ante Venezuela, James Story. A su regreso, la Casa Blanca dijo que en el encuentro con Maduro se trató la liberación de presos estadounidenses y, en palabras de la portavoz de la presidencia, Jen Psaki, «asuntos de seguridad energética», es decir, producción de crudo. El senador republicano Marco Rubio ha denunciado que el Gobierno de EE.UU. ofreció levantar sanciones si Maduro produce más crudo para paliar los efectos del embargo a Rusia por la invasión de Ucrania.

Durante el viaje, según dijo Psaki, los funcionarios estadounidenses trataron de negociar la liberación de seis ejecutivos de Citgo Petroleum Corp. -cinco ciudadanos estadounidenses y uno residente legal- detenidos durante un viaje de negocios a Caracas en noviembre de 2017 y acusados de lavado de dinero, entre otros delitos; dos soldados retirados de EE.UU., detenidos tras un intento de golpe en Venezuela; y Heath, el marine retirado.