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Adiós al jefe de 'la firma'

Leal, metepatas y alérgico a la autocensura, fue durante 74 años el sostén privado de la Reina

Luis Ventoso

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Nadie se queda aquí para siempre. Ni siquiera aquellos que parecían eternos, como Felipe de Edimburgo , que se acaba de morir a los 99 años cuando había superado, aparentemente, una operación de corazón que dada su edad había resultado muy delicada.

Un golpe ... muy duro para la extraordinaria Isabel II, de 94 años, que adoraba al hombre con el que se casó en 1947, cinco años antes de ascender al trono por carambola (su padre no estaba llamado a ser Rey y le abrió el paso la abdicación de su hermano Eduardo VIII, un snob filonazi). La prueba del aprecio de la Reina por su marido es que ella, siempre comedida, prudente hasta el extremo, de la escuela clásica del «labio superior rígido» y la contención emocional, lo elogió en su día como «mi roca» . Y lo era. La divertía enormemente con sus salidas de pata de banco y al tiempo le aportaba seguridad. Isabel y Felipe son padres de cuatro hijos y abuelos de ocho nietos. De puertas adentro, en lo que ellos llaman 'La Firma', el mando, la última palabra, se dice que siempre la ostentó Felipe. No así en lo que hace a la Corona, donde su mujer le dejó pronto bien claro que Reina solo hay una y que no cabían tutelas, ni exóticos proyectos innovadores.

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