Sobre Bin Laden, Estados Unidos y Pakistán

luis de la corte (Instituto de Ciencias forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid)

Bin Laden ha sido eliminado por un comando especial estadounidense. Mucho se había especulado sobre los posibles o sucesivos refugios de Osama: en primer lugar las áreas tribales de Pakistán (concretamente Waziristán del Norte), la zona fronteriza de Afganistán, algún área cercana a China e ... incluso hace varios años algún analista mencionaba a Irán. Pero los captores de Bin Laden han acabado dándole caza en un complejo residencial de Abbottabad, a sólo 56 kilómetros de Islamabad, cerca de un cuartel. ¿Sorprendente? Sólo en parte. En marzo de 2003 su fiel servidor Khalid Sheikh Mohammed, cerebro de la masacre del 11-S, resultó capturado muy cerca de Islamabad, precisamente en Rawalpindi, ciudad donde el ejército pakistaní tiene una de sus principales sedes centrales. En cualquier caso, el lugar donde ha terminado la vida del mayor líder terrorista de la historia reabre la controversia sobre la actitud realmente adoptada por las autoridades pakistaníes ante el reto de capturar a Bin Laden.

Las declaraciones con que las autoridades estadounidenses han acompañado la noticia incluían dos referencias a Pakistán. La primera señalaba que se había evitado comunicar a Pakistán la información sobre la situación de Bin Laden en Abbottabad y la decisión de actuar para su captura o eliminación. La segunda referencia destacaba la importancia de mantener una estrecha colaboración antiterrorista con Pakistán. Estos comentarios y el incidente que los han motivado suscitan varias preguntas. ¿Es posible que lo que descubrió la CIA, operando en territorio extranjero y hasta cierto punto hostil, fuera totalmente desconocido por los poderosos servicios de inteligencia pakistaníes? Si realmente los pakistaníes no sabían dónde estaba Bin Laden entonces Estados Unidos debió tener alguna razón para ocultarles la información y no avisarles de una operación de captura que podría generar un conflicto diplomático. La razón más plausible a este respecto es que las autoridades estadounidenses temieran que la inteligencia pakistaní filtrara la información a Al Qaida y abortase así la operación. Otra posibilidad que apunta en igual dirección es que los pakistaníes conocieran el hecho, y no lo compartieran con Estados Unidos. Por último, cabe la opción contraria: que lo supieran e hubieran informado a Estados Unidos pero prefirieran no reconocerlo, para evitar problemas internos (de la misma manera que en el pasado han ocultado otros aspectos de colaboración en inteligencia con el país que no pocos ciudadanos pakistaníes identifican como el “Gran Satán”).

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios