El kirchnerismo aprueba 96 proyectos de ley en contra de la opinión del presidente electo

La oposición de la coalición Cambiemos, a la que pertenece el presidente electo, Mauricio Macri, se ausentó de la sesión y condenó lo que considera un atropello. «No estamos dispuestos a ser partícipes de una sesión que trate de rodear al Gobierno electo de decisiones cuando han perdido la legitimidad electoral », protestó el diputado Mario Negri , de la Unión Cívica Radical (integrada en Cambiemos).

Las medidas, si quieren ver la luz, deberán ser ratificadas en el Senado antes del 10 del diciembre , fecha de la investidura de Mauricio Macri ya que hacerlo con posterioridad significaría arriesgarse a un veto seguro del presidente que había pedido que la agenda legislativa restante se consensuara,

La despedida y cierre de la mayoría kirchnerista en la Cámara de Diputados estuvo salpicada de gritos, insultos, reproches y acusaciones variadas mientras en los palcos el gentío –que apoyaba al oficialismo- se sumaba a la gresca. El resultado fue el deseado y ordenado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pero el tramite desnudó la pérdida de poder y de lealtades de una presidenta cuyo futuro –a medio plazo- no sorprendería que estuviera más cerca del banquillo que del poder que ha manejado a su antojo en los últimos ocho años.

Varios gobernadores –y diputados- peronistas que hasta ahora habían cumplido con el principio de «obediencia debida» con la viuda de Néstor Kirchner, se rebelaron y no fueron o abandonaran la sesión que culminó un periodo extra, ampliado con el objetivo de seguir con el suma y sigue de medidas que hagan más pesada la herencia que recibirá, en menos de quince días, Mauricio Macri. Se trata de legisladores de San Juan, La Rioja y Santa Fe. Sin ellos el oficialismo, que con la ayuda de ocho diputados de la izquierda dura logro quorom, tuvo que suspender la sesión durante varias horas hasta lograr la presencia de 129 diputados que le garantizaron la aprobación express de más de noventa proyectos.

Uno de los más polémicos fue la estatización de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio cuyas abultadas deudas deberá absorber el próximo Gobierno mientras la gestión léase los beneficios) quedará en manos de la provincia de Santa Cruz. Otro declaró «sujeto de expropiación y de utilidad pública», el célebre -y ruinoso- Hotel Bauen de Buenos Aires que quebró en el 2003 y desde entonces esta «okupado« y administrado por una cooperativa de trabajadores. En esa línea, el Congreso dio luz verde a indemnizaciones de empresas privatizadas a principios de los años 90 (Gas, canales de televisión y de radio etc). Asimismo, se firmó la obligatoriedad de los empleados de las empresas de televisión a acordar las pagas de beneficios en la negociación de los convenios colectivos, práctica no habitual en Argentina.

En segundo plano quedaron otras medidas que también deberán pasar el filtro del Senado –el kirchnerismo también tiene mayoría- como declarar día nacional del fabricante de ladrillos artesanales, la fabricación de una moneda en homenaje a la visita del Papa en el 2016 (en realidad vendrá el 2017), el día del Militante Sindical y otras similares de escasa trascendencia.

En este contexto, y tras el escándalo provocado por el desprecio de Fernández e Kirchner al presidente electo al recibirle un par de día antes, en un escenario que rozó lo clandestino -le pidió ir solo, no hubo fotos y se negó a colaborar en la transición- el Gobierno rectificó. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández se entrevisto con su hoólog electo, Marcos Peña quien declaró, «fue positiva y relajada«. Lo mismo hicieron algunos ministros en un intento por suavizar las cosas .

En otra linea un emblema del kirchnerismo como Hebe de Bonafinia , titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, entusiasta de ETA en los tiempos sangrientos de España y de las FARC de Colombia, además de administradora fraudulenta de fondos del Estados para la construcción de viviendas, convocó una marcha para el 10 de diciembre, fecha de la investidura, contra el «enemigo peligroso» como llamó a Mauricio Macri.