El jurado retractado, la última batalla del caso Pablo Ibar

Como estaba previsto, ayer el juez Bailey no cuestionó a Collins por el contenido de los mensajes. Es raro que el arrepentimiento de un jurado tenga ningún impacto sobre el veredicto. Benjamin Waxman, abogado de Ibar, explicó a ABC que es muy difícil que los «factores de las deliberaciones» como la presión de la que habla Collins suponga un motivo para la anulación del juicio.

El juez solo quería saber si Collins fue el autor de los mensajes -como reconoció en la vista- y si había recibido información exterior sobre el juicio o hablado con otros jurados -lo negó con rotundidad-, lo que podría afectar a su calidad de jurado para la siguiente fase del juicio, la imposición de condena. Collins, como el resto del jurado, volverá a los juzgados a partir del próximo 25 de febrero para decidir -también por unanimidad- la sentencia a Ibar. Sus opciones serán dos: cadena perpetua o pena de muerte.

La disyuntiva ayer para el juez Bailey era apartar a Collins del jurado o mantenerlo en él, en la que es la última batalla del caso Ibar. La defensa busca lo primero, porque el arrepentimiento del jurado indica que defenderá la pena menos dura , la cadena perpetua. «La fiscalía está haciendo todo lo posible para apartarlo, porque su objetivo es la ejecución de Pablo», aseguró Waxman. Al cierre de esta edición, el juez no había tomado una decisión que se espera, como muy tarde, para hoy.