Una joven pakistaní es asesinada en Italia por su familia porque no quiso casarse con su primo
El hermano menor, de 16 años, ha contado una historia aterradora: «El tío la mató estrangulándola; me pidió que no dijera nada a los carabineros y amenazó con matarme si decía algo»
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Iniciar sesiónEl cruel homicidio premeditado de una joven pakistaní, organizado por la propia familia islámica causa horror en Italia. Saman Abbas, de 18 años, que se oponía a un matrimonio pactado por sus padres con un primo en Pakistán, desapareció el 30 de abril ... de Novellara, municipio de 13.300 habitantes en la rica región de Emilia-Romaña, en la Italia nororiental. Ha pagado con sangre por rebelarse al tribalismo oscurantista de la familia, lo que suscita un debate en Italia sobre una comunidad musulmana que tiende a aislarse en sus tradiciones, sin querer darse cuenta de que las leyes son diversas a su país de origen al igual que son diferentes las relaciones entre las personas.
El hermano menor, de 16 años, ha contado una historia aterradora: « El tío la mató estrangulandola ; me pidió que no dijera nada a los carabineros y amenazó con matarme si decía algo. Pensé matarlo mientras dormía, teniendo en cuenta lo que había hecho. Pero después pensé que habría acabado en la cárcel y que era mejor que intervinieran los carabineros», dijo el adolescente, que ahora se encuentra en un centro protegido. Sin dudarlo, el joven acusa del asesinato al tío Hasnain Danish, 33 años, del que se dice que era un islamista integrista y violento , capaz de aterrorizar a la familia Abbas. Danish, que ahora es buscado en toda Europa por el homicidio de la sobrina, contó con la complicidad de los padres, Shabbar, 46 años, y Nazia Shaheen, 47.
En la reconstrucción realizada por el joven, en la noche entre el 30 de abril y el 1 de mayo, el tío habría dicho a los padres, con los que Saman había mantenido una fuerte discusión: «Ahora, andad a casa; me encargo yo». Luego llegó a escribir a una mujer en un chat, jactándose, según los investigadores, del asesinato de la sobrina: «Hicimos un buen trabajo».
«Vivía aterrorizada»
En la mañana del 30 de abril, unas horas antes de su desaparición, la joven envió un mensaje de voz a su novio, un joven pakistaní de 21 años, advirtiéndole que había escuchado a su madre hablar del asesinato como la única «solución» para una mujer que no aceptaba un matrimonio concertado. La madre le desmintió que hablaran de ella, pero la joven dijo a su novio: «Lo escuché con mis propios oídos, te juro que estaban hablando de mí. Si pasan más de 48 horas sin hablarte, llama a la Policía», le dijo Saman a su novio, según la reconstrucción realizada por los investigadores.
Los carabineros difundieron este lunes imágenes captadas en la tarde del 29 de abril por cámaras de videovigilancia de la empresa agrícola donde trabaja y vive la familia de Saman. En el vídeo se ven caminando hacia el campo tres personas. Uno lleva una pala, otro un cubo con una bolsa y el tercero una herramienta. Son el tío Hasnain Danish y dos primos, Nomanulhaq Nomanulhaq, de 34 años, e Ikram Ijaz, de 29, que, según los investigadores, se dirigían a cavar la fosa para Saman, cuyo cuerpo no ha se ha encontrado todavía. Los tres desaparecieron, pero Ijaz fue arrestado el domingo pasado en Nimes, Francia, y será extraditado. Los padres de la joven, inscritos también en el registro de indagados, se marcharon apresuradamente a Pakistán el 5 de mayo, con un billete que habían comprado el 26 de abril, un hecho que confirma, según los investigadores, la premeditación del homicidio.
La víctima advirtió a su novio que había escuchado a su madre hablar de su asesinato. «Si pasan más de 48 horas si hablarte, llama a la Policía»
En las últimas horas, han trascendido detalles atroces sobre el tratamiento que recibía la joven por parte de la familia. Según el juez de instrucción de Reggio Emilia, Luca Ramponi, el padre le había impedido asistir a la escuela secundaria y «a menudo la dejaba fuera de la casa y la obligaba a dormir en la acera ». Su novio, que también recibió amenazas de muerte de la familia de Saman, ha contado que la joven «vivía aterrorizada por el padre, y hace un par de años ya rechazó un matrimonio combinado».
El juez Ramponi habla de homicidio «para castigarla por su alejamiento de los preceptos del Islam, por la rebelión a la voluntad familiar y sus fugas de casa». La joven había denunciado a los padres por sus amenazas y estuvo acogida en un centro protegido, pero recientemente había vuelto con la familia. De la investigación trasciende un dato escalofriante sobre la madre, que dio esta consigna al hijo: «Si te preguntan algo, tú debes decir que Saman se marchó».
Debate público
La familia no soportó el desafío de la joven, que deseaba vivir a la manera occidental , vestir a su gusto y casarse con un joven al que amaba y no con un primo como le imponían sus padres. Al conocer los atroces detalles del asesinato de Saman, ha surgido un debate público y análisis sobre las tensiones entre los jóvenes de origen extranjero (las segundas generaciones educadas en Italia) y sus padres. «Detrás de la desaparición de Saman hay un mundo en movimiento, aunque silencioso, y aparentemente sumiso que choca con la posible ruptura de los equilibrios que ha mantenido unida durante siglos una estructura patriarcal de tradición, fe, cultura, intereses y territorio. Los matrimonios concertados (o forzados) entre miembros de una misma comunidad étnica, religiosa y familiar no es solo un hecho folclórico, sino que tiene un diseño político preciso detrás: en el centro está la fuerza de una comunidad conservadora con todas sus referencias, y las mujeres –como siempre– son el objeto de la batalla.
«La inmigración, con la integración en Occidente de la segunda generación de musulmanes , está desafiando este pilar de la comunidad islámica, y en algunos casos existe un conflicto entre generaciones», ha escrito en 'La Repubblica' Karima Moual, conocida periodista especializada en inmigración y comunidad musulmana. En su opinión, la comunidad pakistaní en Italia ha condenado el asesinato, pero parece más preocupada en defender su propia cultura que en adoptar una posición clara.
Contra esa cultura y tradición se rebela el pakistaní Usama Skindar, 23 años, estudiante de medicina, vicepresidente de la asociación de estudiantes pakistaníes en Italia, quien ha declarado a Karima Moual: «Estoy realmente harto. Y al igual que yo muchos jóvenes pakistaníes que viven en Italia no soportan ya ciertas costumbres. Son tradiciones que nos quieren atar a una cultura atrasada, que no respeta a las mujeres y a los jóvenes que viven en un contexto nuevo, desligados de costumbres procedentes de raíces que ni siquiera conocemos. Saman ha muerto porque hay varias coartadas que a través de la religión, la tradición y las costumbres han armado la mano de su tío».
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