José M. de Areilza - MONNET & CO.
La mediación china
China apadrinaría un alto el fuego permanente para negociar unos acuerdos de Minsk 3, a partir de principios que permitan recorrer un camino hacia una futura zona de acuerdo
José M. de Areilza
Tras el cónclave de Versalles para evaluar las consecuencias de la guerra en Ucrania los veintisiete socios europeos miran cada vez más a China. La mediación del gigante asiático puede ser la vía que permita poner fin a la invasión rusa. Vladimir Putin parece decidido ... a hacer en Ucrania lo que hizo con Chechenia, acabar con toda resistencia, una estrategia arriesgada que le puede llevar a otro Afganistán.
Solo la intensificación de las sanciones y la recuperación de una cordura llevaría a Putin a escuchar esta solución, que sería sobre todo procedimental: China apadrinaría un alto el fuego permanente para negociar unos acuerdos de Minsk 3, a partir de principios que permitan recorrer un camino hacia una futura zona de acuerdo. Pero nadie sabe cómo piensa estos días atroces el dictador ruso. En Pekín el hay cada vez más conciencia de que su actual alianza con Rusia, que incluye trasladar a diario la desinformación sobre la guerra a su propia población, puede acabar siendo muy mal negocio. Las sanciones occidentales dañan también a China y a su proyecto comercial e inversor de la nueva ruta de la seda.
La asociación con la cleptocracia de Moscú no conviene al aspirante a potencia hegemónica, que necesita poder blando o de atracción para culminar su ascenso pacífico. Tampoco ayuda a la reputación de sus empresas internacionales. Putin además ha violado el principio de integridad territorial de los Estados y esta redefinición de fronteras por la fuerza es contraria a la política exterior china, que considera a Taiwan un asunto doméstico.
Aunque Rusia es un suministrador significativo de gas a China, los países occidentales conforman un mercado mucho más relevante y las finanzas globales se definen con estándares fuera del control chino. Esta podría ser la oportunidad de Pekín para dejar de proyectarse como un socio comercial o un actor temible y empezar a hacerlo con una potencia diplomática constructiva con la que Occidente puede cooperar en momentos de crisis. Existen otras mediaciones posibles, como la de Turquía esta semana, pero si se dan las condiciones necesarias la de Beijing tendría más recorrido.
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