John Müller - AJUSTE DE CUENTAS
Chilenos ‘chuchetas’
Hoy nadie escapa al populismo en Chile. Alcaldes comunistas que distribuyen medicinas mágicas, exneoliberales que se declaran socialdemócratas, presentadores de televisión que politizan sus espacios, jueces que buscan excusas para no juzgar…
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Iniciar sesiónHay un adjetivo de una novela del chileno Alejandro Zambra que fascina a mis amigos en España: ‘chucheta’. Significa insolente, grosero, pero también puede ser crápula, avispado o bromista. Un ‘chucheta’ es un faltón, pero también es una persona que lleva una vida desordenada, alguien ... que tiene que improvisar cada día para sobrevivir porque no puede hacer otra cosa. Algo de esto hay en el extraordinario momento populista que vive la sociedad chilena.
Hoy nadie escapa al populismo en Chile . Alcaldes comunistas que distribuyen medicinas mágicas, ex neoliberales que se declaran socialdemócratas, presentadores de televisión que politizan sus espacios, jueces que buscan excusas para no juzgar… Ni siquiera se libra el Gobierno, que de manera inesperada se puso al frente de la manifestación en dos de las tres ocasiones en que el Congreso decidió reformar la Constitución para qué los chilenos echaran mano de sus ahorros en el sistema de pensiones y se los gastaran en la pandemia. Sebastián Piñera ha cometido graves errores de juicio intentando preservar su coalición de derecha, pero ésta está gravemente horadada por la demagogia y la sensación de sálvese quien pueda.
En noviembre de 2019, Piñera y la derecha chilena aceptaron un proceso de sustitución constitucional al que se habían resistido durante años. Lo hicieron con la excusa de aplacar la violencia del llamado estallido social. El presidente y sus aliados estaban convencidos de que podrían mantener el proceso constituyente dentro de unos márgenes si conseguían elegir un tercio de la nueva convención.
Pero la pandemia confundió todo. Es cierto que le ofrecía una oportunidad a Piñera de reivindicarse por la vía de la gestión, muy buena en el caso del proceso de vacunación. Sus asesores llegaron a pensar que recargaría el capital político del Gobierno y le permitiría acabar su presidencia con honor. Sin embargo, el rechazo hacia Piñera es de tal magnitud que no hay actuación suya que genere aceptación. Por eso, el oficialismo apenas ha conseguido 37 de los 155 constituyentes, un 23,8%, lejos de un tercio; mientras que la izquierda radical podría superar el 40-45%.
No solo el rechazo al desgobierno de Piñera está detrás del resultado electoral. También hay una aversión a los partidos políticos tradicionales, especialmente aquellos que formaron parte de la transición a la democracia que se inició en 1990. Los políticos que protagonizaron esa etapa, especialmente los expresidentes Lagos, Frei y Bachelet han sido incapaces de defender ante la opinión pública sus logros. La etapa posterior a la dictadura de Pinochet ha sido, como la España posfranquista, el período de mayor prosperidad económica y estabilidad política de la historia de Chile pasando de 4.000 dólares per cápita en 1975 a 28.000 en 2019 y reduciendo la tasa de pobreza del 50% al 7,8% en el mismo periodo.
El activismo de izquierda instaló nuevas prioridades. La elevada desigualdad -que iba en disminución sobre todo en las generaciones más jóvenes- se convirtió en el estandarte del estallido social de octubre de 2019. La ansiedad por resolver este problema ha hecho que una parte de la población crea que repartir la riqueza es más importante que crearla.
Hay una cuestión que dota de cierta irrealidad lo que está sucediendo en Chile. Los integrantes de la llamada Lista del Pueblo , independientes de izquierda y antisistema que se han convertido en la tercera fuerza constituyente, se identifican con héroes de Marvel y figuras de comic. Su líder más importante es la ‘tía Pikachu’, una conductora de transporte escolar que protestaba disfrazada del personaje japonés. Toda la iconografía que se volcó en la Plaza Baquedano, epicentro de las protestas y rebautizada como ‘Plaza Dignidad’, fue utilizada en su campaña. Los miembros de esta lista son representantes de muchos sectores que se sienten agraviados por el Estado: los afectados por la violencia policial, los indígenas mapuches, los acusados con pruebas falsas por la Policía, los pobres, los pensionistas, los estudiantes endeudados, los sin casa…
Hay un elemento de corrosión social importante detrás de la utilización de estas imágenes. Ver a un ciudadano disfrazado de dinosaurio votando en un colegio electoral provoca una sensación extraña. La misma que causa la diputada excomunista Pamela Jiles , promotora de las tres reformas constitucionales que han vaciado los fondos de pensiones, cuando se disfraza de Naruto (otro manga japonés) y corre desplegando su capa por el hemiciclo del Congreso. No es raro que muchos chilenos pensaran que lo que está ocurriendo en su país es una ficción, cuando en realidad lo que ocurre es que han sido seducidos por algunos ‘chuchetas’.
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