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Los 300 kilómetros en taxi de dos españoles para escapar del tsunami

El ingeniero español Ricardo Duyos, de 28 años, logra llegar a Osaka desde la devastada Sendai pese a la escasez de combustible

Los 300 kilómetros en taxi de dos españoles para escapar del tsunami AFP

EFE

Ricardo Duyos , un ingeniero español que trabaja en Japón y que ha conseguido "salir huyendo" de la devastada ciudad de Sendai ha explicado que tardó "dos o tres segundos en saber que no era un terremoto normal" sino uno que provocaría un "desastre de magnitudes increíbles". Acompañado de su amigo Gorka , otro español que vivía en la zona, Duyos ha logrado, pese al mal estado de las carreteras y las restricciones en el suministro de gasolina, viajar en taxi los 300 kilómetros que separan Sendai de Osaka . Mañana, ambos jóvenes volarán a China camino de España, donde piensan llegar en la madrugada del miércoles, ha explicado este asturiano de Llanes.

Ingeniero químico por la universidad de Valladolid, este joven de 28 años, trabaja desde hace dos años en Japón con Araca Incorporated, una empresa norteamericana en el diseño y desarrollo de nuevos procesadores para la industria microelectrónica. Duyos cuenta que el pasado viernes se encontraba trabajando en la cuarta planta de su edificio cuando "todo empezó a temblar" y sus compañeros empezaron a gritar: "todos fuera de las salas".

"Sólo dos o tres segundos se tardó en saber que este no era un terremoto normal", afirma este joven que, el pasado jueves, un día antes del mayor terremoto que se recuerda en Japón, escribió en su página de Facebook: "29 terremotos en las últimas 24 horas, ahí es nada!" El siguiente mensaje, un escueto "estoy bien", no llegó hasta el sábado cuando -un día después del temblor de tierra de 8,9 en la escala Ritcher y el posterior tsunami que arrasó la ciudad de Sendai- Duyos pudo volver a acceder a internet a través de su teléfono móvil.

Salvado por los 7 kilómetros que separan su oficina del mar , Duyos salió "corriendo, agarrado a las puertas y con todo el edificio bailando", pero sin sufrir daños. "Estamos en la zona más alta de la ciudad y sólo ha habido derrumbamiento de muros, pero se veía que el mar ha entrado unos kilómetros y que ha desaparecido un bosque ", ha explicado. Tras pasar una noche en casa de un compañero sin calefacción y sin comunicaciones de ningún tipo, Duyos salió a pie a buscar a sus amigos y consiguió restablecer contacto con sus familiares y amigos por email. Asegura que "al principio era optimista" y pensaba quedarse, pero la falta de información sobre la situación en las centrales nucleares, las presiones de la embajada y su familia, y la certeza de que "aquí no se va a poder trabajar en unas semanas", le han convencido para regresar a España por ahora .

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