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Italia concentra a la mitad de los 10.000 menores perdidos según Europol

A pesar del pacto con la Unión Europea, Turquía sigue sin atajar la diáspora desde sus campamentos

A. GÓM,EZ FUENTES/L. DE VEGA/J. PÉREZ DE LA CRUZ

Es una diáspora de pequeños Ulises con aventuras increíbles. Es el caso de Mohamed Keita: Tenía nueve años cuando una bomba destruyó su casa en Costa de Marfil matando a sus padres, mientras el país se desangraba en una guerra civil. Solo, analfabeto, sin tiempo ... para llorar y enterrar a sus padres, tuvo que escapar tras dedicarles una oración para encomendarlos a Alá. Durante cuatro años, hasta llegar a Sicilia, procedente de Libia , con escala en Malta, pasó un infierno: un viaje terrible de 8.000 kilómetros, cruzando seis países, desiertos, mares, montañas, durante cuatro larguísimos años, con paradas obligatorias para ganar cuatro perras que debía pagar a los traficantes, mientras sufría continuas violencias. Esta historia, y la de otros menores como Mohamed que llegaron solos a Italia, la cuenta el periodista y escritor Luca Attanasio en su libro «El equipaje» , publicado la pasada semana.

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