Berlusconi aplaza los ajustes que le exige Bruselas por discrepancias con la Liga Norte
Los socios del Gobierno de «Il Cavaliere» se oponen a que se introduzcan modificaciones en el sistema de pensiones
Nunca pensó el ministro italiano que Bruselas pudiera darle un ultimátum tan humillante. Desde hace tiempo, diversos organismos internacionales, la UE, el BCE y los empresarios italianos venían advirtiendo a Berlusconi que Italia necesitaba adoptar reformas económicas urgentes de carácter estructural , entre otras ... la reforma de las pensiones.
«Il Cavaliere», que durante tres años ha negado la crisis económica italiana, hacía oídos sordos a esos requrimientos por las presiones que le hacía Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, su aliado en el Gobierno, que hasta ahora se ha negado en rotundo a realizar esa reforma. Ante el ultimátum de la UE, Silvio Berlusconi tuvo que reunir en la tarde de ayer al Consejo de Ministros, para decidir, entre otras medidas, una reforma de las pensiones, aumentando progresivamente la edad de la jubilación desde los 65 hasta los 67. Pero las divergencias se mantuvieron y no se llegó a ningún acuerdo, dando el gobierno italiano la enésima señal negativa a Europa.
Teniendo en cuenta que esa reforma de las pensiones es inevitable, Silvio Berlusconi continuó anoche, tras la reunión del Consejo, una labor de mediación con varios ministros, en especial para obtener el visto bueno de la Liga Norte. El partido de Umberto Bossi no tendrá otra opción que ceder porque, en caso contrario, podría incluso hacer caer el Gobierno Berlusconi, en cuyo caso el presidente de la República nombraría un gobierno técnico. En cualquier caso, al Gobierno Berlusconi le quedan horas para decidir un calendario concreto de aplicación de las reformas como le exige la Comisión Europea.
Ante falta de credibilidad de Berlusconi, Italia se ha convertido después de Grecia en el anillo débil de la eurozona. Sobre una cosa están totalmente de acuerdo Merkel y Sarkozy: en la necesidad de reducir la deuda italiana, que alcanza una cifra de escándalo, el 120% del PIB, casi el doble que España, con un valor de 1,92 billones. Merkel y Sarkozy se entrevistaron con Berlusconi para hacerle ver la extrema gravedad de la situación. Después, en la rueda de prensa conjunta que mantuvieron la canciller alemana y el presidente galo, al ser preguntados sobre si esperaban que Berlusconi cumpliera sus promesas y pusiera en práctica las reformas que le exigían, ambos se miraron mientras sonreían frente a los periodistas, antes de que Sarkozy diera una respuesta que todos los observadores entendieron como despreciativa hacia Berlusconi, certificando o dando a entender que no consideraban a «Il Cavaliere» a la altura del enorme desafío al que Italia se enfrenta en estos momentos.
Un caso diplomático
Las sonrisas de Merkel y Sarkozy a cuenta de Berlusconi han suscitado un caso diplomático, porque han sido interpretadas en todos los sectores como una humillación para Italia. Aunque fuentes del Gobierno alemán intentaron minimizar el asunto, los empresarios y la oposición reaccionaron con disgusto y preocupación, mientras el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini, ha protestado con duras palabras: «No se puede poner en ridículo a Italia».
El propio primer ministro, profundamente irritado, se vio obligado a responder con dureza en un largo comunicado, en el que advirtió que «ninguno nos puede dar lecciones», denunció que la crisis de los bancos ha partido de Alemania y Francia y reiteró que Italia logrará su equilibrio presupuestario en 2013. «Nadie tiene nada que temer de la tercera economía europea y de este extraordinario país fundador que estima la cooperación supranacional al menos tanto como su orgullosa independencia», reivindicó Berlusconi.
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