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Irlanda volverá a votar el Tratado de Lisboa en octubre

Irlanda volverá a votar el Tratado de Lisboa en octubre

Los irlandeses irán a un segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa, con toda probabilidad el próximo 2 de octubre, después de que la UE aprobara ayer una serie de clarificaciones destinadas a tranquilizar a los votantes. El documento aprobado al final de una larga noche de negociaciones es técnicamente una simple declaración del Consejo Europeo, que se transformará en un protocolo cuando se produzca la próxima ampliación de la UE (Croacia o quizá Islandia).

El texto especifica que el Tratado de Lisboa no afectará a las cuatro «líneas rojas» de la política irlandesa: la cuestión del aborto y el derecho a la vida, la neutralidad militar, la autonomía fiscal y los derechos laborales. Como es más que evidente que el Tratado de Lisboa no interviene ni prejuzga ninguno de esos asuntos, los jefes de Estado y de Gobierno no han tenido ningún inconveniente en firmar el documento, dejando claro al mismo tiempo que tampoco modifica el Tratado de Lisboa.

«Cualquier duda que hayan tenido los votantes el año pasado ha sido resuelta» dijo el primer ministro Cowen al anunciar que pedirá la convocatoria de un segundo referéndum «sobre la base de las decisiones tomadas» en Bruselas. Sin embargo, por cada puerta que se cierra se abre media docena de ventanas, porque la política europea entra ahora en un periodo de gran efervescencia: en los próximos seis meses se ha de producir la ratificación del Tratado y el nombramiento de los principales cargos de responsabilidad. Y todos estos trámites siguen en la incertidumbre. En cuanto a la elección de un futuro presidente permanente de la UE, el italiano Silvio Berlusconi se sumó ayer a los que apoyan al ex primer ministro británico Tony Blair, al que considera «el más idóneo».

El presidente checo, Vaclav Klaus, cuya firma es la única que falta para completar la ratificación de Praga junto a la del presidente polaco, dijo durante la mañana que si las reservas irlandesas se convertían en un protocolo lo consideraría una modificación del Tratado de Lisboa y, en tal caso, enviaría el texto de vuelta al Parlamento para una arriesgada segunda votación. Los conservadores británicos, por su parte, han dicho que anularán la ratificación de Londres si llegan al poder antes de que voten los irlandeses.

Pero, por ahora, el primer paso es la ratificación del nombramiento del presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, para un segundo mandato. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha justificado su apoyo al portugués diciendo que había observado «una cierta inflexión en su discurso». Matiz que no parece suficiente para lograr el apoyo de los socialistas. Su portavoz, el alemán Martin Schulz, consideró «ultrajantes» los planes de someter al voto de la cámara la candidatura de Barroso en el pleno de julio.

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