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Ataque Alemania

Un alemán de origen iraní acuchilla a los pasajeros de un autobús en Alemania

El atacante dejó al menos nueve heridos en un autobús en la ciudad de Lübeck

Imagen de archivo de un autobus en España ABC
Rosalía Sánchez

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El pasaje del autobús de la línea 30, que cubre el trayecto desde Lübeck a Travemünde, estaba fudamentalmente compuesto por familias que acudían al festival portuario «Travemünder Woche», una cita popular de larga tradición en el norte de Alemania. A las 13:47 horas, el conductor observó que uno de los pasajeros se había levantado y estaba manipulando una mochila en el pasillo central entre las dos filas de asientos. Le pareció que de la mochila salía humo. Siguiendo el protocolo de p rotección antiterrorista , estacionó el autobús lentamente y se levantó, dirigiéndose hacia el sospechoso para preguntarle qué hacía.

Apenas llegó hasta él, el ciudadano alemán de 34 años, residente en Lübeck y procedente de una familia iraní le propinó un puñetazo en la cara. Fue entonces cuando, ante un pasaje paralizado por la escena, el atacante arrojó la mochila la suelo, sacó un cuchillo de cocina de entre su ropa y comenzó a agredir aleatoriamente a los pasajeros.

Al cierre de esta edición la policía confirmaba un herido grave por arma blanca y otros seis leves. Los dos restantes resultaron heridos cuando el conductor, apenas reaccionó tras el puñetazo, volvió al cuadro de mandos del vehículo y abrió las puertas, por las que todo el pasaje abandonó precipitadamente el autobús en medio de gritos de pánico y atropellos. Los aproximadamente 30 testigos que fueron interrogados después por la policía confirmaron que fueron varios de los pasajeros los que redujeron al atacante y que una patrulla policial que se encontraba en las inmediaciones y que acudió casualmente al ver el autobús irregularmente estacionado realizó la detención.

Sin indicios terrorista

Una vez acordonada la zona, la policía procedió a registrar el autobús en busca de explosivos, que no aparecieron, y a analizar el contenido de la mochila del atacante, en la que sí apareció un detonador y, según informaban anoche medios locales, un recipiento con alcohol inflamable. A pesar de ello, la fiscal encargada del caso, Ulla Hingst, estableció que no era prueba suficiente para hablar de trasfondo terrorista e informó que hasta el momento no había encontrado indicios de radicalización política o religiosa.

El responsable regional de Interior, Hans Joachim Gröte , confirmó por su parte que, según los interrogatorios a los testigos, el atacante no profirió palabra o frase alguna que pudiera relacionar los acuchillamientos con un trasfondo terrorista, aunque la policía seguía sin descartarlo completamente al cierre de esta edición.

La percepción de la opinión pública, sin embargo, tiende a asociar este tipo de delitos con la llegada de refugiados. Los delitos violentos aumentaron un 10% en 2015 y 2016. El 90% fueron atribuidos a refugiados que habían llegado al país en estos mismos dos años, según un estudio del gobierno de Baja Sajonia publicado en diciembre pasado. Christian Pfeiffer , uno de los investigadores que participaron en ese estudio, explicó que los autores suelen ser hombres extranjeros de entre 14 y 30 años y de nacionalidades a las que es improbable que se les conceda asilo en Alemania.

«Hay una fuerte fijación en los delincuentes que no son alemanes. Lo que muchos pierden de vista es el efecto que esa fijación tiene sobre las personas convertidas injustamente en sospechosas», defiende la jurista Doris Liebscher , de la Universidad Humboldt de Berlín, «desde hace unos años, la opinión pública se ha vuelto más y más tolerante de cara a las conjeturas basadas en creencias racistas y por eso es necesario ser escrupuloso con los datos».

Daniela Hunold , de la Escuela Superior de la Policía, asegura que «desde una perspectiva criminológica , el origen de una persona no ofrece valor agregado alguno. El hecho de que un criminal sea criminal no tiene nada que ver con su origen; eso no explica sus actos delictivos. El hecho de que una persona haya pasado por experiencias de guerra traumáticas puede influir sobre su psique, pero no es inevitable que así sea».

Uno de los motivos que alienta estas precauciones es la serie de asesinatos de la célula terrorista neonazi alemana NSU, que en su día fueron asumidos como ajustes de cuentas entre extranjeros y que se prolongaron durante diez años sin que las fuerzas del orden reaccionasen debidamente. El juicio, que ha finalizado este mismo mes de julio, ha dejado en evidencia que el prejuicio hacia el extranjero impide una perspectiva sana de la investigación.

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