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Hallada radiactividad en dos aviones de la British que volaron a Madrid y Barcelona

El hallazgo de trazas de radiactividad, aunque débiles en dos aviones Boeing 767 de la compañía británica British Airways, ha disparado las alarmas en el Reino Unido en el marco de la investigación

El hallazgo de trazas de radiactividad, aunque débiles en dos aviones Boeing 767 de la compañía británica British Airways, ha disparado las alarmas en el Reino Unido en el marco de la investigación sobre el supuesto envenenamiento por polonio 210 del ex espía ruso, Alexánder Litvinenko.

En un comunicado, la compañía señala que «ha sido informada de que tres de sus Boeing 767 habían sido identificados por el gobierno británico en el marco de las investigaciones por la muerte de Alexánder Litvinenko. Los resultados iniciales de las pruebas científicas han mostrado muy débiles trazas de substancias radiactivas a bordo de dos de las tres aeronaves». Pero no se informó de qué tipo de sustancia podría tratarse.

Retirados de servicio

La compañía anunció que los tres aparatos se han retirado de servicio «hasta nueva orden». Una portavoz de la compañía, Kate Gay, dijo que en las últimas tres semanas los aviones habían cubierto la ruta Londres-Moscú, pero también volaron a otros destinos europeos, Barcelona, Frankfurt y Atenas entre otros, y que habían transportado a unas 30.000 personas en los 220 vuelos que realizaron. Asimismo prometió que tomarían contacto con todos los pasajeros que utilizaron los aviones.

El peligro para el entorno ha sido considerado mínimo por los expertos, porque la sustancia tiene una radiación muy pequeña. La misma se vuelve altamente tóxica cuando ingresa en el cuerpo humano, lo que puede ocurrir a través de la alimentación, un cigarrillo o una pequeña herida.

Por su parte, el Ministerio del Interior emitió un comunicado en el que anunciaba que «se han realizado una serie de pruebas a bordo de dos aparatos en el aeropuerto de Heathrow y se han puesto en marcha las disposiciones necesarias para hacerlo en un tercero». El comunicado no precisaba dónde estaba ése tercer aparato, pero la BBC afirmó que se hallaba en Moscú. El ministro del Interior, John Reid, deberá comparecer hoy en la Cámara de los Comunes para efectuar una declaración al respecto.

Las autoridades judiciales encargadas del caso esperan ahora los resultados de la autopsia que se realizará mañana al cadáver del ex espía, con la expectativa de que se pueda dictaminar en qué momento y cómo llegó el polonio 210 al cuerpo de Litvinenko. De momento, la policía considera como fecha probable el 1 de noviembre, cuando Litvinenko se reunió con varias personas, de origen ruso e italiano, en varios lugares de Londres. Poco después fue internado en la clínica.

Mientras tanto, las especulaciones no dejan de tener nuevas ramificaciones. Los sospechosos van desde agentes del espionaje ruso, círculos de rusos exiliados, hasta personas del entorno particular del ex espía de 43 años.

Posible nuevo caso

En otra vuelta de tuerca del «complot Litvinenko», Anatoli Chubáis, presidente de Sistemas Energéticos Unidos (SEU) -el monopolio eléctrico de Rusia- y antiguo número dos del Gabinete del ex primer ministro ruso, Yegor Gaidar, sugería ayer que la súbita enfermedad que sufrió éste el viernes pasado en Dublín, que pudo costarle la vida según sus allegados, fue debida también a un envenenamiento por materia radiactiva.

«El 24 de noviembre Gaidar estuvo al borde de la muerte. ¿Pudo haber ocurrido por una enfermedad natural? A juzgar por lo que dicen los mejores médicos que conocen la situación de primera mano, la respuesta es no», dijo Chubáis, citado por la agencia Interfax.

Gaidar, de 50 años, cayó enfermo repentinamente el viernes pasado, cuando daba una conferencia en Dublín. «Abandonó la tribuna y perdió el conocimiento. Estuvo tres horas inconsciente y los médicos temían por su vida», dijo María Gaidar, hija del economista y líder del movimiento juvenil opositor «Da», en declaraciones al diario «Kommersant».

La enfermedad de Gaidar se producía justo al día siguiente de la muerte en Londres del ex espía ruso Alexánder Litvinenko, que responsabilizó de su envenenamiento a los servicios secretos rusos y al propio presidente Vladímir Putin.

Más fácil en Moscú

Chubáis descartó que los servicios secretos estuviesen involucrados y señaló que si ése hubiese sido el propósito, «en Moscú hubiese sido mucho más fácil y más cómodo que en Dublín. Pero para mí lo indudable es que una cadena de muertes, Anna Politkóvskaya, Litvinenko, Gaidar, sería muy tentadora para los partidarios de cambiar por la fuerza el régimen constitucional en Rusia».

La teoría de un accidente ha cobrado fuerza después de las declaraciones del experto italiano en servicios de inteligencia Mario Scaramella a «The Independent», en las que afirma que Litvinenko admitió que estuvo involucrado en el contrabando de material radiactivo. Sin embargo, en el diario «The Sun» uno de los amigos de Litvinenko, Yuri Felshtinsky dijo que el responsable de su envenenamiento era Scaramella. «Cuando discutí con Alexander el 12 de noviembre sobre quien le envenenó, sólo hablamos de Mario», declaró. Estaba seguro que era un complot», dijo Felshtinsky.

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