Las guerras de Israel
Como consecuencia del primer conflicto bélico,750.000 palestinos se vieron obligados a abandonar sus hogaresIGNACIO ÁLVAREZ-OSSORIOMADRID. Desde 1948, árabes e israelíes se han enfrentado cinco veces
Como consecuencia del primer conflicto bélico,750.000 palestinos se vieron obligados a abandonar sus hogares
IGNACIO ÁLVAREZ-OSSORIO
MADRID. Desde 1948, árabes e israelíes se han enfrentado cinco veces en el terreno de batalla. La última guerra que libraron tuvo lugar en el Líbano ... en 1982. Fue la primera ocasión en que las Fuerzas de Defensa Israelíes asediaron una capital árabe. Aunque la tensión nunca llegó a desaparecer por completo, los tratados de paz firmados por Israel con Egipto y Jordania (en 1979 y 1994, respectivamente) tuvieron un efecto balsámico. A partir de los ochenta, Líbano se convirtió en escenario del enfrentamiento sirio-israelí a través de actores interpuestos. También en 1987 y 2000 se registraron en los Territorios Ocupados palestinos sendos levantamientos -en árabe, «Intifada»- de la población.
Es oportuno recordar que las guerras árabe-israelíes tuvieron efectos desestabilizadores que se dejaron sentir no sólo en Oriente Próximo, sino también en el resto del mundo. Esto fue lo que ocurrió tras la guerra de Yom Kippur, cuando los países árabes emplearon el petróleo como un elemento de presión contra Occidente, provocando un alza del precio del crudo sin precedentes que originó la crisis energética de mediados de los setenta. Los continuos enfrentamientos también sirvieron de acicate para que la comunidad internacional se involucrase de una manera más activa en la resolución del conflicto.
Guerra de Independencia (1948)
La propia terminología empleada por israelíes y árabes muestra a las claras el desigual resultado de esta confrontación. Si los primeros la llaman «guerra de Independencia» porque gracias a ella consiguieron establecer un Estado israelí y convertir en realidad el sueño sionista, los segundos la conocen como la «nakba» -en árabe, la catástrofe- porque supuso la pérdida de Palestina a pesar de que varios países árabes (entre ellos Egipto, Transjordania, Siria, Líbano e Irak) unieron sus fuerzas para combatir a Israel. Tras la guerra Israel pasó a controlar el 78 por ciento del territorio, mientras que Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza corrieron distinta suerte: las dos primeras fueron anexadas por Jordania, mientras que la tercera quedó bajo administración egipcia.
Como consecuencia de la primera guerra árabe-israelí, al menos 750.000 palestinos se vieron obligados a abandonar sus hogares. Muchos de los refugiados tuvieron que huir a los países árabes vecinos -Líbano, Siria y Jordania-, mientras que otros se establecieron en Cisjordania o Gaza. Aunque Israel insiste en que no se registró una expulsión masiva, recientes trabajos académicos han demostrado que, en muchos casos, la salida fue alentada, cuando no planificada, por las unidades militares judías.
Guerra de Suez (1956)
Es conocida como la guerra de Suez porque su detonante fue la nacionalización de dicho canal el 26 de julio de 1956. Tras derrocar a la monarquía, Gamal Abdel Nasser intentó asentar su liderazgo por medio de la defensa de la causa panarabista y del no alineamiento. La negativa del Banco Mundial a financiar la presa de Asuán, que irrigaría el delta del Nilo, provocó un giro de 180 grados en la posición egipcia hacia la Unión Soviética.
La guerra se inició tras la decisión de Nasser de nacionalizar el estratégico canal, que comunicaba el mar Mediterráneo y el mar Rojo. Dicho canal fue construido entre 1859 y 1869, durante el gobierno del jedive persa Ismael. Tras la bancarrota egipcia, el jedive fue forzado a malvender las participaciones egipcias (casi el 45 por ciento) a Gran Bretaña. Por eso la nacionalización de Suez fue considerada ante todo como la ruptura del cordón umbilical que todavía unía a Egipto con la antigua metrópoli. Al contrario de lo esperado, la agresión tripartita franco-británico-israelí contribuyó a asentar el liderazgo de Nasser que, gracias a la intervención de Moscú, logró salir victorioso del embate. La creciente influencia soviética en el mundo árabe fue respondida por la Administración norteamericana con la puesta en marcha de la doctrina Eisenhower para frenar el avance del comunismo.
Guerra de los Seis Días (1967)
Entre el 5 y el 10 de junio de 1967 las tropas israelíes ocuparon Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza, así como el desierto del Sinaí egipcio y los Altos del Golán sirios. Al término de la confrontación, Israel controlaba 70.000 kilómetros cuadrados (con lo que triplicaba su superficie). En el curso de la guerra, 250.000 nuevos palestinos y 100.000 sirios se convirtieron en refugiados.
Los dos principales resultados de la guerra fueron la «desarabización» del conflicto (los líderes nacionalistas árabes fueron cuestionados por su incompetencia militar) y su progresiva «palestinización» (ya que desde entonces la OLP asumió mayores responsabilidades). Además, esta guerra abrió las puertas al proceso de paz, ya que la resolución 242 del Consejo de Seguridad reclamó «la retirada de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados en el reciente conflicto» y «el derecho de cada uno de los Estados de la región a vivir en paz en unas fronteras seguras y reconocidas, libres de amenazas o de actos de fuerza». De esta manera se invitaba a los Estados de la región a resolver sus diferencias en la mesa de negociaciones de acuerdo con la máxima «territorios a cambio de paz».
Guerra de Yom Kippur (1973)
El 6 de octubre de 1973 los Ejércitos egipcio y sirio atacaron por sorpresa el Sinaí y el Golán. Superado el desconcierto inicial, las fuerzas israelíes recuperaron las posiciones perdidas. Como en la anterior guerra, la ayuda norteamericana fue determinante para decantar la contienda. Ante la amenaza de Golda Meir de recurrir a su arsenal nuclear, Washington puso en marcha un puente aéreo para suministrar armamento pesado a Israel. El 22 de octubre el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 338 que exigía el cese de las hostilidades.
La guerra de Yom Kippur puso de manifiesto que Anuar Sadat, el presidente egipcio, daba por perdido el enfrentamiento con Israel y se inclinaba hacia una solución política. Por esta razón es considerada como «una guerra para la paz», ya que supone la aceptación implícita, por parte de Egipto, de la existencia de Israel. De hecho, en los meses posteriores, se alcanzaron una serie de compromisos (los denominados Acuerdos del Sinaí) que garantizaban que ambos países no volverían a recurrir a las armas para dirimir sus diferencias. Este clima de entendimiento conduciría a la firma, en 1979, de los Acuerdos de Camp David.
Paz para Galilea (1982)
Las crecientes dificultades de las Falanges maronitas para imponerse en la guerra civil libanesa iniciada en 1975, así como el peso cada vez mayor de la OLP en el Línabo, donde construye un Estado dentro del Estado, explican la intervención israelí en el país del Cedro. El 3 de junio de 1982 se registra un atentado contra el embajador israelí en Londres, lo que es considerado por el ministro de Defensa, Ariel Sharón, como un casusbelli. Tres días después se pone en marcha la operación Paz para Galilea con la entrada de 120.000 soldados en territorio libanés. Mediante esta operación, Tel Aviv pretendía eliminar militar y políticamente a la OLP, expulsar a las tropas sirias de Líbano e implantar un gobierno maronita afín.
Beirut fue asediada por tierra, mar y aire durante varias semanas. Finalmente el 14 de agosto una exhausta OLP aceptó el alto el fuego y evacuó la ciudad con rumbo a Túnez. Un mes más tarde el nuevo hombre fuerte de Líbano, Bashir Gemayel, fue asesinado. Poco después, las Falanges perpetraron las masacres de Sabra y Shatila ante la pasividad de las fuerzas israelíes. Cerca de 4.000 civiles desarmados, la mayor parte de ellos niños, ancianos y mujeres, fueron asesinados a sangre fría. Tras esta masacre, 300.000 manifestantes se reunieron en la plaza de los Reyes de Tel Aviv para reclamar la dimisión de Sharon. Finalmente, Israel se retiraría del Líbano.
La primera Intifada (1987)
No es el primer levantamiento, pero sí el más organizado y el que cambió la percepción del problema por parte de la comunidad internacional. Israel, que hasta entonces había sido considerado la víctima, pasó a ser considerado por muchos como el agresor. Iniciada en Gaza en diciembre de 1987, la Intifada se extendió rápidamente por el resto de Territorios Ocupados.
El Mando Nacional Unificado que dirigía esta revuelta popular, se encargó de delimitar la estrategia a seguir. Desde un primer momento sus dirigentes señalaron que el objetivo no era destruir a Israel, sino poner término a la ocupación militar y crear un Estado palestino sobre Cisjordania y Gaza con Jerusalén Este como capital. Aunque los jóvenes -que habían nacido y se habían criado bajo la ocupación- jugaron un papel activo, todos los sectores de la sociedad se involucraron en las manifestaciones, campañas y actividades.
La Intifada mostró en toda su crudeza la naturaleza represiva de la ocupación. Entre 1987 y 1992 murieron más de 1.300 palestinos, 100.000 fueron heridos, se encarcelaron otros 15.000, se detuvo a 65.000, se talaron 120.000 árboles y se demolieron 2.000 casas.
La Intifada de al-Aqsa (2000)
Así se conoce la segunda Intifada, que se desató el 28 de septiembre de 2000 tras la visita de Ariel Sharón a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Esta revuelta en poco o en nada se parecía a la anterior Intifada, ya que pronto involucró a grupos armados palestinos y a tropas israelíes (incluidos cazabombarderos F-15 y F-16, helicópteros «Apache» y carros de combate «Merkava»). Cerraron a cal y canto los territorios, restringieron el movimiento de personas y mercancías, impusieron toques de queda e incluso cortaron el suministro de electricidad y agua. Las zonas autónomas quedaron aisladas y se confirmó el éxito de la cantonización impuesta durante el Proceso de Oslo.
El propósito, según Sharón, era «destrozar la infraestructura terrorista». Poco importaba que, para cumplir estos objetivos, se impusieran castigos colectivos contra la población.
Tras su victoria y al término de la Guerra de los Seis Días, Israel triplicó su superficie territorial
Líbano se convirtió en escenario del enfrentamiento sirio-israelí a través de actores interpuestos
Aunque la tensión no llegó a desaparecer, la paz con Egipto y Jordania tuvo efectos balsámicos
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