La gran misión imposible
El motivo oficial invocado por las autoridades de Israel para la operación militar sobre la franja de Gaza es erradicar el lanzamiento de cohetes sobre sus ciudades. De paso, las tropas del Tsahal -Ejército de Israel- tratarán de destruir la red de túneles, depósitos de ... armas y municiones e infraestructuras defensivo-ofensivas de Hamás. Y de hacer limpieza entre los milicianos y sus jefes.
Una vez que la operación «Plomo sólido» ha pasado de la fase de bombardeos aéreos, artilleros y navales a la intervención por tierra, y que ha cambiado su nombre por operación «Arrancar de raíz», e incluso por «la Gran misión», los objetivos aparecen claros. Sobre la posibilidad de alcanzarlos hay dos eventuales grados de cumplimiento. En cuanto a las infraestructuras, bastará con localizarlas y proceder a su voladura. Será más o menos fácil. En cuanto a la eliminación de milicianos, puede resultar complicada; y la de sus jefes, bastante difícil. Además, no faltarán voluntarios entre la población palestina para suplir las bajas.
Operación «larga y costosa»
Pero la que resultará una misión imposible, la experiencia ya lo ha demostrado, es erradicar el lanzamiento de cohetes. Sólo se ha logrado, o casi, con la franja de Gaza bajo ocupación de miles de soldados israelíes. En cuanto fue evacuada, los «Kassam» reemprendieron el vuelo. Corregidos y mejorados con nuevos modelos, con poco ya de caseros y bastante de sofisticados. El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, ha hablado de una operación «larga y costosa», pero ha descartado reocupar el territorio de forma permanente. Los cohetes volverán.
Para cumplir esta misión imposible la Fuerza de Defensa de Israel (IDF) deberá afrontar a unos pocos miles de milicianos aleccionados en las tácticas de guerrilla urbana. Ante la aplastante superioridad numérica, material y tecnológica del Tsahal, los combatientes de Hamás sólo pueden optar por esa estrategia. Y será tanto más efectiva cuanto más se combata en el interior de los núcleos urbanos, entre montañas de escombros. ¿A quien le importa más la población civil, a Israel o a Hamás? Está por ver.
Los carros y transportes blindados de la VII Brigada Acorazada se desenvuelven de maravilla en campo abierto, pero harían mal en adentrarse en las ciudades. Esa será tarea para las fuerzas especiales de las brigadas Givati y Golani. La primera de ellas, adscrita al Comando Sur y concebida como infantería de marina, es la que mejor conoce el terreno, no en vano estuvo años desplegada en Gaza. Pero la Brigada Golani, adscrita al Comando Norte y la más veterana del Tsahal -fundada en 1948-, es la única que hasta ahora dispone de varias compañías de infantería especialmente instruidas y equipadas para combatir a un enemigo en guerrilla urbana.
Resulta casi sencillo acertar a un blindado con un lanzacohetes RPG, si estás dispuesto a acercarte lo bastante aunque pierdas la vida. Un carro de combate está prácticamente indefenso en las callejas de una ciudad como Gaza, salvo que sus infantes de apoyo paguen un precio muy alto por asegurarle un perímetro de protección. Y todos los manuales militares dicen lo contrario: es el blindado el que debe proteger a los infantes.
Con las lanzaderas y los cohetes a buen recaudo en sótanos y garajes, los soldados del Tsahal se van a jugar la vida para eliminarlos, y una vez que se marchen de Gaza brotarán de nuevo. Salvo con una ocupación indefinida, o definitiva, no podrán librarse de ellos.
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