Gingrich no se retira pero no dañará más la imagen de Romney y atacará a Obama

Luisiana era la última oportunidad de Gingrich de ganar otro Estado y volver a un pulso con Rick Santorum por el voto conservador, pero el antiguo «speaker» de la Cámara de Representantes quedó en tercer lugar y no se llevó ningún delegado. Gingrich solo cuenta con 135 delegados, frente a los 568 de Romney y los 273 de Santorum .

La imposibilidad matemática de que Gingrich alcance la nominación le ha cortado ya el grifo de la financiación para su campaña. Su principal valedor, Sheldon Adelson , el magnate del juego de Las Vegas , ha anunciado que no le dará más dinero . En lo que va de campaña Adelson y su esposa han hecho llegar unos 15 millones de dólares al equipo de apoyo a Gingrich. «Parece que está al final de la línea», dijo, utilizando una expresión inglesa, «porque matemáticamente no puede ir a ningún sitio con esos números, y es improbable de que haya una convención rota». El millonario confirmaba con ello el convencimiento de que Romney ganará los 1.144 delegados necesarios antes de que termine junio.

Ante la falta de dinero, Gingrich ha reducido a un tercio su equipo y solo protagonizará algunos actos en las próximas citas de las primarias. Aunque todos los medios han retirado ya los periodistas que le seguían de modo habitual, aún quiere tener cierto protagonismo y tener un altavoz para sus propuestas. Es la razón por la que se mantiene en la carrera, soñando con la posibilidad de que Romney no logre la mayoría necesaria y todo se tenga que pactar en la convención de agosto en Tampa . Pero es posible que finalmente tire la toalla si el paso de Romney se acelera.

Gingrich se ha convertido en tan residual, que su presencia o abandono apenas afecta el apoyo que pueden alcanzar Romney o Santorum . Los observadores estiman si se retira, sus votantes se dividirían entre los otros dos contendientes