El presidente Daniel Ortega y su hermano, dos puntos de vista para dirigir Nicaragua

Aunque no se puede precisar el nivel de las contradicciones que mantiene con Daniel y con su cuñada, la Primera Dama, Rosario Murillo , lo cierto es que los dos hermanos mantienen distintos enfoques sobre el futuro político por el que debe transitar Nicaragua. Recientemente, durante un acto de conmemoración del XXV aniversario de los Acuerdos de Paz de Esquipulas II, el general cosechó una espontánea salva de aplausos de la concurrencia cuando dijo que había «que exigirle a la clase política, por medio de diferentes medios de presión, que cumplan con la constitución, que respeten el Estado de Derecho y que respeten las libertades por las que fuimos a morir». Las palabras del militar retirado tuvieron buena acogida, no sólo en la variopinta concurrencia que lo escuchó ese día en Managua, sino también en las propias filas de la oposición que adversan a su hermano. El diputado opositor Alberto Lacayo , vicejefe de la Bancada Democrática, consideró que Humberto Ortega con sus palabras estaba reivindicando sus posiciones a favor de la democracia por lo que le daban la bienvenida. La oposición acusa al presidente Daniel Ortega de violar continuamente la constitución política del país, de haberse reelegido ilegalmente, organizar fraudes electorales y desmontar el sistema democrático que se inició en 1990 con la llegada al poder de la presidenta Violeta de Chamorro .

El general Ortega, aunque no comparte totalmente los señalamientos de fraude que la oposición dice cometió el año pasado el Consejo Supremo Electoral, cree que los magistrados que integran esa institución se han convertido en un problema para el país. Mientras Daniel Ortega defiende a capa y espada a los magistrados del mismo tribunal electoral que proclamaron su reelección, el General sostiene que «el hecho real es que la percepción que hay de este Consejo Supremo Electoral es que es muy contradictorio y muy conflictivo , a mi modo de ver hay que arreglar esta situación». El militar ha venido proclamando que lo mejor para Nicaragua es el centrismo político, mientras que su hermano, el Presidente, construye un gobierno catalogado de autoritario y que se define como cristiano, socialista y solidario, muy parecido al de Hugo Chávez de Venezuela.