La dinastía Gandhi decepciona en las elecciones estatales de la India

Mientras acólitos y aduladores políticos del Partido del Congreso se inculpaban para proteger a la familia que ha gobernado la India la mayor parte de sus 64 años de independencia, Rahul se ha mostrado elegante: «Yo lideré la campaña. Soy el responsable de los resultados».

Los resultados electorales suponen un duro golpe para el gobernante Partido del Congreso, acosado por escandalosos casos de corrupción, la ralentización de la economía y paralizado políticamente. El primer ministro de 79 años, Manmohan Singh , muestra pocos signos de liderazgo, mientras Sonia Gandhi -el poder en la sombra- se recupera de un rumoreado cáncer. Así las cosas, el objetivo de estas elecciones parecía ser convertir a Rahul en un líder nacional, en el relevo natural de un Partido del Congreso que necesita sabia nueva. Y pasar de 22 a 27 de un total de 403 escaños en Uttar Pradesh no era lo esperado.

La otra gran perdedora es Mayawati, la líder de los intocables , que pierde el Gobierno de Uttar Pradesh. Ya no podrá hacer volar aviones para recoger sus sandalias en Bombay -como afirmaban los cables de «Wikileaks»-, pero al menos ahí quedarán las estatuas de sí misma que levantó. Su lugar lo ocupará el Partido Samajwadi , que defiende las castas bajas, liderado por Mulayam Singh Yadav , antiguo profesional de lucha libre, y su hijo Akhilesh.

Como cada elección, los politólogos indios se esfuerzan en dar sentido a los resultados de las urnas. Las primeras conclusiones en esta ocasión señalan que el electorado quiere resultados, algo que el Partido del Congreso no ofrece desde Nueva Delhi en estos momentos. También que los partidos nacionales cuentan poco ante los regionales. Y que incluso la dinastía Nehru-Gandhi ya no es suficiente.