Gadafi pone a Franco como ejemplo para ganar la guerra

Pero ahí no acaba el regocijo de Muamar Gadafi —que se frota las manos en su cuartel de Bab Al Azizia ante la pasividad internacional mostrada hasta ayer— ya que para intentar frenar cualquier acción que pueda adoptar en su contra la comunidad internacional, amenazó con atacar el tráfico aéreo y marítimo en el Mediterráneo si se aprueba una operación militar en su contra. «Cualquier elemento civil o militar será objetivo de una contraofensiva», advirtió un portavoz.

El dictador ha anunciado asimismo que sus hombres se encuentran a las puertas de Bengasi. Mucho no puede mentir el tirano en este caso, pues hay claras evidencias de que están a punto de tomar Ajdabiya, a unos 180 kilómetros.

La ciudad de Bengasi, donde viven aproximadamente un millón de personas, sigue atrincherada y durante el jueves fue ya escenario de fuertes ataques por aire. Dos aviones de Gadafi fueron derribados por las baterías antiaéreas cerca de la ciudad, según fuentes insurgentes que no fueron confirmadas por Trípoli. Los insurgentes, según aseguró uno de sus portavoces a AP, emplearon algunos de sus aviones —tres en concreto— y helicópteros para tratar de frenar el avance del Ejército. Sería la primera vez que lo hacen en todo el conflicto.

Y como si quisiera frenar a la comunidad internacional justo cuando debate pasar a la acción, el régimen de Gadafi anunció ayer que suspenderá sus operaciones militares a partir del domingo con el supuesto fin de «dar una oportunidad» a los «terroristas», en referencia a los rebeldes, para que se rindan. En tal caso, obtendrían una «amnistía general» y se detendría la ofensiva.

No hubo respuesta oficial inmediata del gobierno provisional de la insurgencia, pero nada hace prever que van a aceptar la oferta. Bengasi sigue a la espera de que los tanques y la artillería se acerquen tras haber llegado en los últimos días a Ajdabiya, que está cercada por el este, el oeste y el sur. Esta localidad, a unos 180 kilómetros de Bengasi, fue el miércoles escenario de otro viaje para periodistas internacionales de la mano del régimen.

De esta forma, Gadafi gana también la guerra de la propaganda y hace públicas sus victorias en el campo de batalla. Lo que, unido a los incesantes bombardeos, está minando la moral de los insurgentes y de la población que trata de poner fin a más de cuatro décadas de dictadura.

EE. UU. parece que se ha dado cuenta en las últimas horas de que el número de muertos se puede disparar si no se hace nada por parar la ofensiva del tirano. Cruz Roja internacional, que ha retirado a su personal de Bengasi, teme también por la suerte de los civiles. Y la UE prevé una oleada de refugiados si el régimen aplasta la revolución.

Tras la resolución del Consejo de Seguridad, varios funcionarios de la Administración Obama aseguraron en una reunión posterior a puerta cerrada que la zona de exclusión aérea significa bombardear objetivos libios. Aviones de combate, bombarderos y aviones de vigilancia de Qatar, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos figuran entre los posibles participantes en la operación aérea. Esta actuación demostraría que el esfuerzo de la ONU para proteger a los insurgentes de los ataques de Gadafi contaría con el apoyo de otros países de la región.