Fritzl odiaba a su madre y la tuvo encerrada hasta que murió, en 1980
La primera víctima de Josef Fritzl no fue su hija Elisabeth, a quien violó durante 24 años en un sótano y con quien tuvo siete hijos, sino su propia madre, a la que mantuvo encerrada en una habitación con las ventanas tapiadas hasta su muerte, ... en 1980. Así lo revela el propio Fritzl en las pericias psiquiátricas publicadas ayer en un semanario austríaco. «Mi madre no me quería, sólo me tuvo para demostrarle a su único gran amor, su ex esposo, que no era infértil, como él le reprochaba», dijo Fritzl. La mujer, que trabajaba en el servicio doméstico, crio sola a su hijo Josef, quien asegura no haber recibido de ella jamás ni un beso ni un abrazo. «Tenía que trabajar duro. Lo único que hacía conmigo era ir a la Iglesia, a la misa del domingo», recuerda el «carcelero de Amstetten». «Ella me pegaba y me pateaba hasta que yo caía al suelo sangrando. Yo me sentía tan humillado y tan débil. A menudo me insultaba, me decía: "satanás", "criminal", "inútil". Además, me prohibía tener amigos y practicar deporte», relata el hombre que pronto pasó de víctima a agresor. En 1956 Josef contrajo matrimonio con Rosemarie, una joven de 17 años, y tiempo después se mudaron a Amstetten, a la casa familiar de los Fritzl en la Ybbsstraße 40, donde compartieron techo. Cuanto más débil y mayor se ponía la madre, más coraje y seguridad tomó Fritzl para encerrar a esa mujer que tanto odiaba en una de las habitaciones del piso superior de la vivienda, donde tapió las ventanas con ladrillos para impedir el ingreso de luz solar. Si bien no se ha dado a conocer el año exacto del encierro de la mujer, se sabe que Fritzl la tiranizó y la trató como a una prisionera hasta su muerte, en 1980.
Indefenso e inseguro durante su infancia, Fritzl se transformó en un déspota durante su madurez. Su esposa, Rosemarie, también padeció su propio calvario. Según declaraciones de uno de los hijos de la pareja, Harald, su padre solía golpear a su madre, la obligaba a arrodillarse sobre leños y la trataba como a una esclava. Rosemarie le tenía tanto pánico a su marido que se sometió al hombre del que dependía económicamente y con el que tuvo siete hijos.
La psiquiatra Adelheid Kastner, quien tuvo a cargo las pericias psiquiátricas a Josef Fritzl, determinó que es responsable de sus actos y está en plenas facultades psíquicas para ser juzgado. El informe, de 140 páginas, señala además la ausencia de empatía de Fritzl con el sufrimiento ajeno. Fritzl permanece en prisión desde abril pasado, cuando se descubrió el más terrible caso de encierro e incesto de la historia de Austria.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete