Expulsan a un profesor universitario por apoyar la manifestación pacífica del 15-N en Cuba

La rectora del centro docente, Arelys Falcón , le anunció el retiro de la categoría docente y puso fin a su contrato «por pérdida de la ejemplaridad, prestigio y requisitos para el cargo como profesor universitario». Asimismo, en el documento oficial entregado al joven alegó que este, «durante su desempeño profesional, ha publicado en las redes sociales cuestionamientos en contra del proceso social cubano de naturaleza laboral, social y política, manifestándose con abierto desafío y crítica de nuestro sistema político. Se aprecia evidente recrudecimiento en sus ataques contra la revolución cubana y los valores que esta promulga, haciéndose eco de falsas noticias sobre el escenario cubano actual y de sus dirigentes e incitando a la juventud cubana a una confrontación directa en contra de nuestro proceso social. Mediante sus expresiones públicas se define su pérdida de ideología en la revolución cubana lo que ha conducido al deterioro paulatino de su ejemplaridad y su condición como profesor instructor universitario».

Ante las acusaciones en su contra, el profesor narró cómo desarrolló defensa mediante los recursos de la lógica, la razón y los derechos humanos y ciudadanos que le asisten.

«Me cuestionó porque yo incitaba a las personas a marchar el 15-N desde mi perfil de Facebook, y yo le respondí que era un derecho que nadie podía negarnos. Cuando me comunicó la noticia de que me había reunido para revocarme la Categoría Docente de Profesor Instructor, yo le dije que ese solo hecho era una prueba irrefutable de lo que ella llamaba 'fake news', a saber, del carácter dictatorial del régimen cubano que hacía depender la ejemplaridad de un profesor de la ideología política que defiende. (…) ella me repitió que los profesores cubanos debido a que trabajamos en una Universidad Pública (sic!!!!) debemos acogernos a los 'valores' del sistema socialista y quienes no lo hagan no pueden ejercer la docencia. (…) Me aseguró que ella estaba cumpliendo su función doble: por ser comunista y por ser la Rectora. Y en efecto, ella no es más que el instrumento de la dictadura para reprimir a un profesor que no es comunista».

Para el ingeniero de química, con esta medida los órganos represivos cubanos pretenden castigarlo por su activismo cívico , así como disuadirlo de participar en la manifestación del 15-N. Sin embargo, según aseguró, su expulsión le da una razón más para marchar ese día.

«Esa es la educación gratuita cubana -manifestó en Facebook Leonardo Rodríguez Alonso, alumno del profesor Martínez-, la más cara del mundo, tan cara que eres un guiñapo de la ideología del PCC o un apestado social. Profe, tienes nuestro apoyo».

Cienfuegos es una de las ocho provincias en las que se han entregado la solicitud de permiso para celebrar la manifestación del 15-N. Inicialmente, la convocatoria era para el 20-N, pero el grupo Archipiélago se vio en la obligación de adelantar la fecha ante el anuncio del régimen cubano de militarización del país justo el 20-N. Poco después, el 12 de octubre pasado, las autoridades cubanas declararon ilegal la manifestación del 15-N. Aún así, los promotores sostuvieron que mantenían su decisión de marchar ese día porque es un derecho humano.

Varios de los promotores de la iniciativa han sido citados, amenazados e interrogados por la Seguridad del Estado cubana. El 9 de octubre fue detenido en la ciudad de Holguín Manuel Guerra, a quien le impusieron una medida cautelar mediante la cual está obligado a ir regularmente a la estación policial a firmar; de esta manera, lo coaccionan para que no asista a la marcha, de lo contrario, puede ser enviado a prisión.

Los coordinadores del grupo Archipiélago han enfrentado cortes de internet y del servicio telefónico, así como amenazas y difamaciones en los medios de prensa oficiales, como la de ser un grupo de mercenarios que abogan por el anexionismo y la violencia . El principal foco de estos ataques es el dramaturgo Yunior García.

David Martínez, que también se manifestó el 11-J, se siente fuerte y feliz porque, para él «sufrir por Cuba es un honor, no hay nada más hermoso que sufrir por la patria».

Pese a su expulsión y el acoso de los órganos represivos cubanos, declaró: «Sépanlo todos: no me interesan vuestras amenazas, vuestras llamadas telefónicas, vuestros mensajes anónimos, vuestras fotos a mi persona cuando camino por la calle… esa guerra psicológica la tienen perdida. Yo soy católico y sé que ante Dios no hay héroes anónimos. Mientras pueda caminar y me lo permitan repetiré una y otra vez que el 15-N y cuantas veces entienda, yo iré a la calle, a manifestarme, porque la calle no es de ustedes: los baches y los huecos que la saturan, lo son. (…) Desde aquí, denuncio ante el mundo entero, y ante mis compatriotas cubanos donde quiera que estén, la injusticia del Sistema Socialista Cubano que priva del sustento a un ciudadano de bien, por el leso crimen de criticar el gobierno de su país o lo que es peor todavía, por pretender salir a manifestarse cívica y pacíficamente para exigir el fin de la violencia, el acoso laboral, la libertad de los presos políticos y la instauración del diálogo nacional entre todos los cubanos».

El Observatorio de Libertad Académica ha registrado alrededor de 50 casos de expulsiones de estudiantes y profesores cubanos por motivos políticos durante las más de seis décadas de dictadura en Cuba. No obstante, para el periodista e investigador del centro, José Raúl Gallego, esta cifra «no hace honor a la cantidad de estudiantes y profesores expulsados en la historia del castrismo».