El exilio cubano clama justicia, 25 años después, para los ‘mártires’ de Hermanos al Rescate
Sylvia Iriondo, superviviente: «De repente pasó una sombra rápida y como una cinta de humo, y perdimos la comunicación. Supimos que algo horrible había sucedido»
Se cumple un cuarto de siglo del derribo por el régimen cubano de dos avionetas de una organización humanitaria de apoyo a los balseros, en el que murieron cuatro voluntarios
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Iniciar sesiónHacía «un día precioso» aquel 24 de febrero de 1996 que Sylvia Iriondo recuerda como si no hubieran pasado 25 años. En el cielo, despejado de nubes, brillaba en todo su esplendor el sol de Florida y el mar ... estaba en completa calma. Ella y su marido embarcaban en una de las tres avionetas de la organización humanitaria Hermanos al Rescate que ese día, hacia la una y media de la tarde, despegaron del aeródromo de Opa Locka, en Miami , para sobrevolar el estrecho de la Florida y prestar ayuda a los desesperados balseros que se aventuraban a dejar atrás la isla de Cuba en busca de una vida en libertad.
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Era la primera vez que el matrimonio Iriondo se unía a uno de estos vuelos, pero Hermanos al Rescate llevaba realizando esa labor desde principios de la década y había asistido ya a unos 4.000 cubanos en su travesía a Estados Unidos. En una de las avionetas iban el piloto Carlos Costa y el voluntario Pablo Morales ; en otra, Mario de la Peña (piloto) y Armando Alejandre , y en la tercera, junto a Sylvia y Andrés Iriondo , José Basulto (piloto) y Arnaldo Iglesias .
«Rogué a mi marido que fuéramos en avionetas separadas para que, si una sufría un accidente, el otro pudiera atender a la familia, pero él se negó y dijo que o íbamos juntos o no íbamos». Eso hizo que los dos se salvaran de lo que pasaría poco después.
Las tres avionetas volaban con rumbo sur, con sus tripulantes atentos ante el posible avistamiento de balseros. «Estábamos entusiasmados con la idea de ver algún cubano que necesitara ser ayudado y salvar una vida en el estrecho de la Florida», recuerda Sylvia Iriondo, hoy con 75 años y presidenta de Madres y Mujeres Anti-Represión (M.A.R. por Cuba).
Su avioneta iba delante y se mantenía en comunicación por radio con las otras dos. En la lejanía se recortaba el perfil de su añorada Cuba, «la silueta del paisaje que había sido mi vida hasta los quince años », recuerda Iriondo. Entonces la suerte cambió.
«Han pasado 25 años de y este crimen a sangre fría y todavía sigue impune», lamenta la superviviente del ataque Sylvia Iriondo
«Sin previo aviso, repentinamente, vimos pasar una sombra rápidamente, y como una cinta de humo estrecha. Perdimos comunicación con la avioneta de Carlos Costa. Mario de la Peña y Basurto intentaban reanudar la comunicación, sin éxito alguno. Y al momento vemos otra raya, como humo pero esta vez más cerca, y repentinamente perdemos la transmisión con Mario, el piloto de la segunda. Basurto trata en vano de restablecer la comunicación, nos mira y nos dice: ‘Nos van a tirar’». Iriondo recuerda haber replicado: «¿Cómo que nos van a tirar?». El silencio en la radio continuaba. «Saco un rosario de mi cartera y empiezo a rezar. Cojo la mano a mi esposo… Sabía que algo horrible estaba sucediendo, pero el sentimiento humano de aferrarse a la esperanza me invadió y pensaba que iba a oír sus voces. Pero por los auriculares solo había un silencio ensordecedor».
Pensó si aquello era el silencio de la muerte y llegó a despedirse mentalmente de su familia. «Pasan unos minutos que me parecieron una eternidad, pero avanzamos hacia el norte y Basulto avisa a la base de Estados Unidos de que algo horrible ha sucedido», continúa. Inicialmente se les indicó que aterrizaran en Cayo Hueso , pero la avioneta continuó hasta Opa Locka y sus cuatro ocupantes lograron llegar sanos y salvos a donde habían partido.
Cazas de la Fuerza Aérea Cubana, MiG de fabricación soviética, habían sido los encargados de derribar las dos avionetas de la expedición. Tiempo después, al investigarse el incidente, se conocieron los registros de las comunicaciones entre la torre de control cubana y los aviones del régimen, en los que se escucha a lo pilotos celebrar: «¡Le dimos, cojone!». Se supo además que la aviación castrista había tratado también de dar caza al aparato en el que viajaban los Iriondo, Basulto e Iglesias. Pero tras no darle alcance y estar ya muy cerca de la costa estadounidense, se escucha en la grabación dar la orden de abortar la misión.
«Es increíble que hayan pasado 25 años y aún lo recuerde como si no hubiese pasado un día. Es algo que ha quedado fuertemente impregnado en mi vida y en mi mente», asegura Sylvia Iriondo desde Miami.
Homenaje a las víctimas
El exilio cubano recuerda el derribo de las dos avionetas de Hermanos al Rescate como un crimen atroz de la tiranía castrista y a las cuatro víctimas -Carlos Costa, Pablo Morales, Mario de la Peña y Armando Alejandre- como ‘ mártires ’ de la lucha por la libertad. En el caso de Morales, Iriondo cuenta que él mismo fue un balsero salvado en el mar por Hermanos al Rescate. «Él mismo me lo contó esa mañana del 24 de febrero», cuenta aún estremecida. «Le prometió a Dios que haría por otros balseros lo que hicieron por él y cumplió su promesa y perdió la vida por ello. Estaba muy orgulloso de ser voluntarios de Hermanos al Rescate», asegura.
El régimen de la isla viene defendiendo desde entonces que las avionetas habían invadido el espacio aéreo cubano, pero el informe de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) determinó que el derribo se produjo en aguas internacionales.
Este miércoles, cuando se cumplen 25 años del derribo de las dos avionetas, se celebrarán en Miami actos de homenaje en recuerdo a los cuatro muertos, tanto en el aeropuerto de Opa Locka como en el Monumento a los Mártires Cubanos en el parque Tamiami, así como una misa en la iglesia de Santa Ágata.
«Fue muy doloroso, murieron cuatro jóvenes ejemplares con ideales cubanistas y patrióticos», afirma Orlando Gutiérrez, dirigente de Directorio Democrático Cubano
Aquel fue un episodio «muy doloroso en el cual murieron cuatro jóvenes ejemplares con grandes ideales cubanistas y patrióticos, una masacre que fue simultánea con la represión contra el movimiento civilista del exilio cubano, con docenas de arrestos en Cuba», asegura también desde Miami el secretario nacional del Directorio Democrático Cubano, Orlando Gutiérrez . «Una unidad por un cambio cívico que fue aplastada con sangre», destaca.
El exilio sigue pidiendo justicia. «Han pasado 25 años de este crimen a sangre fría, en total desafío a las normas internacionales y a los derechos humanos, en esa lista de atropellos y barbarie del régimen, y todavía el crimen permanece impune -asegura Sylvia Iriondo-. Se sabe quiénes dieron las órdenes, quiénes acometieron el derribo, y no hay justicia para esos mártires y esas familias que sufren el dolor de su pérdida».
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