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España y Brasil no logran un consenso con el eje bolivariano sobre Honduras

La flexibilidad mostrada por algunos países, sobre todo España y Brasil, para tratar de lograr en la XIX Cumbre Iberoamericana un texto sobre Honduras que diera satisfacción a todos, incluido Manuel Zelaya, se topó con el muro bolivariano. Al final, la reunión de Estoril tuvo que optar por una declaración de la presidencia portuguesa, a la que nadie se opuso y en la cual se condena el golpe, se pide la restitución de Zelaya hasta completar su «periodo constitucional» y se apuesta por un «diálogo nacional». En cuanto a las elecciones, el punto conflictivo, se limita a constatar que se han celebrado, sin hacer un pronunciamiento sobre su validez.

La presión indirecta ejercida por Estados Unidos desde que optó por reconocer el resultado de las elecciones, llevó a José Luis Rodríguez Zapatero, de acuerdo con el portugués, José Sócrates, a intentar sumar voluntades en torno a un comunicado conjunto, que abriera la puerta a una plataforma política en la que estuvieran todos lo sectores hondureños, incluido Porfirio Lobo, ganador de las elecciones del pasado domingo.

Españoles y portugueses trataron de contar con Lula da Silva, que pese a su firmeza en la defensa de Zelaya, se mostró abierto a la búsqueda de un consenso, como la mayoría de los restantes países. La iniciativa se topó, sin embargo, con el rechazo de Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Ecuador -sólo éste representado por su presidente, Rafael Correa-, que no aceptan nada que no sea la restitución en su puesto de Zelaya. Al final, ante la imposibilidad de entendimiento, el propio Lula, que tiene la patata caliente que representa Zelaya, en su embajada en Tegucigalpa, volvió a su posición más inflexible, a la espera de acontecimientos.

Toma de posesión de Lobo

El Gobierno español, según las palabras de Zapatero al concluir la cumbre, se dio por satisfecho con la declaración de la presidencia, y confía en que se alcance ese acuerdo nacional que permita poner fin a la crisis. El jefe del Ejecutivo reiteró que España considera que no puede reconocer los comicios, pero tampoco ignorar la situación creada.

Pese a todo, Zapatero se cuidó de no expresar su felicitación a Lobo, aunque Moratinos sí habló ayer con él por teléfono. Por ahora, cree que no se dan las condiciones para que el Príncipe de Asturias acuda a la toma de posesión del presidente del Partido Nacional, fijada el 27 de enero.

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