España, en guardia ante el éxodo talibán de Helmand
Las tropas del oeste de Afganistán asisten con tensión a los efectos que la ofensiva puede tener en su área de acción en las provincias de Herat y Badghis
Aunque España no toma parte directamente en la operación Moshtrarak la fuerza desplegada al oeste del país asiste con tensión a los efectos que la ofensiva puede tener en su área de acción en las provincias de Herat y Badghis. A las pocas semanas de ... que cuatro mil marines americanos lanzaran la operación ‘Golpe de Espada’ en Helmand el pasado verano, este medio entrevistó al Comandante Ekramealdin, máximo responsable de la Policía afgana en el Noroeste del país, y en el gran mapa que presidía su despacho estaba perfectamente dibujada la ruta de retirada trazada por la insurgencia para huir del fuego americano en busca de refugio en el santuario de Bala Murghab, distrito del norte de la provincia española de Badghis. Los informes de seguridad afganos mostraban con datos que cuanto más se presionaba al sur, mayor era la llegada de militantes al norte.
Además de la salida tradicional hacia Pakistán –dificultada por las operaciones del Ejército paquistaní-, los talibanes habrían logrado en estos meses establecer una nueva ruta de salida de Helmand vía Farah, donde contarían con dos puntos fuertes en Bakwa y Bala Baluk. La entrada a Herat se produce por Shindand –lugar en el que España ha sufrido tres bajas en los últimos años- donde el valle Zirko sigue siendo un feudo incontrolable para las fuerzas internacionales y afganas, y de allí la parada final la encuentran en zona de responsabilidad española atravesando Qades con destino a Ghormach y Bala Murghab, dos distritos bajo control talibán.
Crece la insurgencia en la zona española, pero también crece la presencia de unidades estadounidenses. La llegada de 30.000 nuevos efectivos prometida por Barack Obama está trayendo el despliegue de soldados en puntos donde antes no llegaba la OTAN y por eso aumenta también el número de incidentes en lugares donde los insurgentes eran hasta ahora la única fuerza. Con operaciones como la de Helmand –donde participan americanos, británicos, canadienses, daneses, estonios y afganos- se vuelve a poner sobre la mesa el diferente grado de implicación de los socios de la misión internacional en Afganistán. Los mandos de ISAF critican duramente que los gobiernos envíen a sus fuerzas con una serie de condiciones que, como por ejemplo en el caso de España, impiden al mando central pedir refuerzos españoles en caso de que fueran necesarios en el sur.
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