Error humano en la colisión de trenes en Italia, un país dividido con ferrocarriles de serie A y B

Los muertos y heridos, la rabia por una línea ferroviaria con una vía única que estaba previsto duplicar, pero por diferentes causas nunca se comenzaron los trabajos –un mal endémico en la burocracia italiana- provocan hoy infinito dolor , que se ve agudizado con los datos que se aportan sobre la seguridad del sistema. También en este capítulo Italia va a dos velocidades: De una parte, tecnología de vanguardia en los 16.700 kilómetros de ferrocarriles controlados por la Agencia nacional para la seguridad de las ferrovías. Por otra parte existe un universo con diferente control: casi 3.700 kilómetros de ferrocarriles locales, fundamentalmente en el sur, están fuera de la vigilancia de la Agencia nacional , gestionadas por 34 empresas de ferrocarriles, en concesión pública o privada, con un sistema de seguridad artesanal, sin tecnología adecuada, donde la señalización automática casi ni se conoce. Es decir, se trata de un sistema esquizofrénico, porque hay una clase A y otra B en algo fundamental como es la seguridad. Se explica así en buena medida el accidente de ayer: se considera que hubo un error humano o una señal telefónica mal transmitida para que uno de los dos trenes pudiera partir.

Mientras, la historias humanas que se han visto en el infierno en medio del olivar conmueven a los italianos. Giuseppe Acquaviva , 51 años, un campesino que cuidaba de sus olivos murió al ser golpeado en la cabeza por uno de los trozos del tren que se desperdigaron en un kilómetro cuadrado, dado el tremendo impacto de la colisión -200 kilómetros por hora, teniendo en cuenta que cada tren viajaba a 100 por hora-. A Giuseppe lo encontraron en un lago de sangre. Una muerte absurda. Las historias de vidas salvadas por un suspiro se entremezclan con las muertes por una trágica casualidad. Hay quien no debía coger uno de esos trenes, sino el sucesivo. Hay familias partidas: padres muertos e hijos salvados o viceversa. Una mujer embarazada de ocho meses fue salvada por estudiantes que viajaban en su vagón. La muerte se llevó juntas a una mujer y su hija, que fueron encontradas abrazadas. El pequeño Samuel, 6 años, fue salvado por un bombero: Gritaba y para calmarlo, mientras lo sacaban entre hierros retorcidos, le mostraron un video de dibujos animados en un teléfono móvil. Historias de vida y de muerte en dos trenes malditos.