«En Rumanía no es posible la cohabitación política»

El primer ministro rumano, Víctor Ponta, cuenta a ABC que para acometer sus reformas tiene antes que deshacerse del presidente del país

«En Rumanía no es posible la cohabitación política» afp

enrique serbeto

Aunque entiende español y habla francés, prefiere que la entrevista se haga en inglés, porque, «en este tiempo tan especial, necesito ser muy preciso hablando». El dirigente socialista Víctor Ponta lleva desde mayo en el puesto y en apenas tres meses se ha sumergido en ... una colosal batalla política, derivada de su enfrentamiento con el presidente, el dirigente de centro-derecha Traian Basescu, que ha dividido al país en dos y ha suscitado las más duras críticas por parte de la UE.

—¿Cree que el principal problema que tiene un país como Rumania es esta confrontación que ha causado una división profunda en la sociedad?

—Claro que no. Hubiera preferido evitarlo. Yo pensé que era esencial aplicar la agenda de reformas que habíamos propuesto en cohabitación con el presidente Basescu. Desgraciadamente no hemos logrado convivir y no hubo más remedio que poner esta cuestión ante el voto del pueblo, pero mi primera intención era la de haber cohabitado con el presidente. Yo no tengo ningún interés en ocupar su puesto, al menos no en los próximos diez años, pero también quiero cumplir el programa electoral que propusimos a los ciudadanos.

–¿Por qué no ha sido posible la cohabitación?

–Somos una democracia joven y no hemos aprendido a que las dos instituciones puedan cohabitar siendo de familias políticas distintas. Hasta la llegada de Basescu el jefe del Estado y el del Gobierno eran siempre del mismo partido. Basescu es una personalidad muy dura, tiene dificultades para entender que hay que llegar a acuerdos, es un antiguo capitán de barco que ve el mundo desde al ángulo de la disciplina. Yo soy el tercer jefe de Gobierno de este año, así que ya se puede hacer una idea.

–Pero la manera que lo ha gestionado, dando a entender que para alcanzar sus fines puede hacer lo que quiera con las leyes, cambiándolas como le de la gana, desafiando las sentencias de los tribunales, en un país con tan graves problemas de corrupción.

–Soy un antiguo fiscal, toda mi vida he respetado la ley. La percepción que hay de la corrupción en Rumanía, ya que lo menciona, según Transparency International es cada vez más reducida al ámbito de la familia política del presidente Basescu. Hay un malentendido sobre esto: según la Constitución Rumana es el Parlamento el único que puede suspender las funciones del presidente de la República, yo no he sido más que el encargado de organizar la consulta para ratificar o no la decisión del Parlamento, mientras que en Bruselas y en los medios no se para de decir que es el Gobierno el que quiere destituir al presidente cuando eso no es cierto.

–Estaba hablando de los cambios de las leyes para modificar las reglas para considerar válido el referéndum.

–Yo no cambié ninguna ley, fue el Parlamento.

–Su mayoría

–Eso es otra cosa, pero mi partido, el socialdemócrata, no es ni siquiera el más numeroso en el Parlamento, es el segundo, y formamos una coalición de tres partidos y dos grupos políticos, lo que le puede indicar lo difícil que puede ser dirigirlo. No soy como [el primer ministro húngaro] Viktor Orban, yo no tengo una mayoría como él, eso es propaganda. Créame que es muy difícil ser primer ministro, pero a pesar de ello he logrado convencer a toda la coalición para que respetasen los compromisos que yo había alcanzado con el presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso.

–Una vez que el referéndum ha tenido lugar, se puede entender que ha sido una derrota para sus objetivos.

–El Tribunal Constitucional decidirá si el presidente Basescu puede volver a sus funciones, y yo cumpliré ese dictamen, como me comprometí ante las autoridades europeas. Pero la decisión no se tomará hasta el 12 de septiembre. Participaron el 46 por ciento de los votantes, pero hay que tener en cuenta que hay tres millones de rumanos que viven fuera del país, en Italia y España principalmente, y eso significa que los que votaron representan el 60 por ciento de los votantes que viven en Rumanía y ahora el Tribunal Constitucional debe decidir si se cuentan o no. Lo único que puedo decir es que aceptaré su dictamen.

–Y si los jueces devuelven al presidente a su cargo ¿como puede ser su relación?

–Personalmente sera muy difícil, porque Basescu ha sido siempre muy crítico conmigo. Espero que no bloquee las reformas estructurales que me propongo llevar a cabo. Pero de todos modos, en noviembre habrá elecciones legislativas y si el pueblo nos apoya masivamente, como esperamos, no tendrá más remedio que asumirlo. La crisis no nos perjudica, sino al contrario, la gente nos da la razón.

–Dos comisiones han dictaminado que usted copió en su tesis doctoral.

–Es una acusación política por parte de Basescu. La comisión ética que estudió mi caso también dijo que cumplía las regulaciones de hace cinco años, que es cuando se hizo la tesis. Por supuesto que me siento incómodo, pero espero que esto cambie y que la lucha política se haga con argumentos políticos.

–Varios ministros y hasta un presidente en otros países han dimitido por un caso como el suyo.

–En este caso esto es algo que ha suscitado Basescu solo por razones políticas.

–Por qué la Comisión Europea pidió expresamente que el presidente en funciones, Antonescu, se abstuviera de dictar medidas de gracia.

–Era otra acusación de Basesucu que suponía que Antonescu tenía intención de devolver favores políticos, con indultos a personas condenadas, incluido el anterior primer ministro Adrian Nastase [y rival de Basescu en la elección presidencial]. Pero desde el primer día de sus funciones ya dijo que renunciaba a usar ese privilegio constitucional, que por otro lado existe en todos los países. Esto no es como en Hungría, donde se cambió la Constitución y cosas así, se ha informado mal. Cuando fui a hablar con Barroso le pedí que me dijera claramente cuales eran sus dudas y me dio una lista de once puntos que hemos cumplido casi en su totalidad.

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