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Un enfermero alemán acusado de matar a 37 pacientes confiesa haber asesinado a otros cien

Niels Hogen, el mayor asesino en serie de Alemania desde la Segunda Guerra Mundial, ya había sido condenado a cadena perpetua en 2015

Rosalía Sánchez

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En 2015 ya fue acusado de matar a 37 pacientes y condenado a cadena perpetua por doble asesinato, dos intentos de asesinato y dos casos de lesiones graves a pacientes ingresados en la unidad de cuidados intensivos en el hospital de la ciudad de Delmenhorst, próxima a Bremen. Hoy comparecía en un nuevo juicio ante el tribunal de Oldenburg por la acusación de otros cien asesinatos . En la apertura del proceso, haciendo uso de su primer turno de palabra, el enfermero alemán Niels Hogen se ha confesado autor de todos ellos, poniendo así fin al proceso. Al ser preguntado por el Tribunal si son verdad todos los actos que se le imputan, el acusado contestó con un escueto «sí» y evitó con ello los testimonios y presentación de pruebas que habían preparado los fiscales.

La Fiscalía acusa a este alemán de 41 años de suministrar medicamentos a los pacientes en el hospital de Oldemburgo y en el de Delmenhorst, en Baja Sajonia, desde el año 2000 hasta 2005, para desencadenar fallos cardíacos o colapsos circulatorios, tras los cuales acudía raudo a reanimar al paciente y quedaba como un héroe ante sus compañeros de trabajo, aunque en muchos de los casos, como ha quedado demostrado, la reanimación no era exitosa. En concreto, el informe fiscal considera que se le puede atribuir la muerte de 62 personas en Delmenhorst y otros 38 casos en Oldemburgo, lo que lo convierte en uno de los mayores asesinos en serie de la historia alemana .

Debido a la afluencia de familiares de las víctimas, el Tribunal de Primera Instancia de Oldemburgo había trasladado el juicio a un pabellón más grande. Más de 120 familiares de las víctimas asistieron al juicio hoy, como Gisela Wehrenberg, viuda de Jurgen, una de sus primeras víctimas y que no supo la verdadera causa de la muerte de su marido hasta otros casos inpulsaron una revisión generalizada de todos los fallecidos en esos dos hospitales durante los años en los que Hogen trabajó en ellos. «Es todo muy doloroso, es revivir la muerte de mi marido, pero tenía que venir y verle la cara, para poder poner un fin a todo esto», decía a la puerta del tribunal.

«El hecho de que fuera alabado por su perfecta técnica y "know how", le hacía repetir y repetir los hechos en busca de este reconocimiento…», dice el psiquiatra Karl Beinem, asesor del juicio. En el anterior proceso, Hogen llegó a declarar que lo hizo porque se «aburría» mucho en el trabajo y también reconoció que buscaba las alabanzas del resto del equipo médico.

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