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Rompiendo el silencio del acoso sexual en Egipto

Las denuncias son escasas por que los agentes forman parte del problema, pero las mujeres cada vez se atreven más a hablar en público y romper el tabú

paula rosas

Mona aparca cada día enfrente de su trabajo y en los pocos metros que separan su coche de su oficina tiene que soportar a diario «piropos» soeces e insultos de varios hombres , que no dudan en vocearlos delante de niños. «No me extraña ... que los niños también me insulten para entretenerse». Ir a trabajar se ha convertido en un suplicio para ella. «Me hacen olvidar que tengo un master en matemáticas y me hacen sentir que no valgo nada» . Samira iba caminando por la calle cuando un hombre en bicicleta, que llevaba en la cesta a una niña de año y medio, pasó a su lado, le agarró de la camisa hasta romperla y le arañó el pecho, perdiendo además el equilibrio y tirando al suelo a la pequeña.

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