Se declara culpable el sargento desertor para quien Trump pidió la ejecución

El del sargento Bergdahl no fue un simple caso de deserción, sino que llegó a ocupar un protagonismo en las decisiones y manifestaciones de los dos últimos presidentes norteamericanos. Capturado por los talibanes, y cautivo por un periodo de cinco años, Barack Obama dio el visto bueno en 2014 a un intercambio de cinco presuntos yihadistas, presos en la cárcel de Guantánamo, por la liberación del sargento. Las gestiones de la Administración demócrata fueron criticadas expresamente por los republicanos. Pero la polémica no quedó ahí. Poco más tarde, en la precampaña para la elección presidencial de 2016, fue el aspirante Donald Trump quien, además de tachar a Bergdhal de «traidor» repetidas veces, reclamó que fuera ejecutado .

Pese a haberse declarado culpable de los dos cargos que se le imputan, el sargento estadounidense alegó durante la investigación oficial, dirigida por el general Kenneth Dahl , que había decidido abandonar la base para dirigirse a otro destacamento del ejército norteamericano, a unos treinta kilómetros de distancia, para dar cuenta de los problemas de «falta de liderazgo» en su unidad. El propio general, en su informe final, consideró «inapropiado» el encarcelamiento y concluyó que Bergdhal no había intentado desertar.