El camino de Raúl Castro hacia la supervivencia económica de Cuba
La crisis económica internacional ha obligado al presidente cubano a emprender una serie de reformas «inaplazables»
El camino de Raúl Castro hacia la supervivencia económica de Cuba
A los 53 años del triunfo de la revolución de Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista, Cuba se encuentra en medio de un profundo proceso de reformas con el que Raúl Castro intenta salvar el modelo de Gobierno vigente ... durante el último medio siglo.
El proyecto político y económico que desarrolla el hermano de Fidel Castro dista considerablemente del modelo puesto en marcha tras el triunfo de la revolución en Santiago de Cuba un 1 de enero de 1959. Atrás quedaron las expropiaciones de tierras y la nacionalización del aparato productivo cubano.
La revolución ha dado muchos giros desde sus comienzos. Ya no es Fidel quien lleva las riendas de esta nación caribeña. Una enfermedad gastrointestinal le apartó del poder en 2006 y, desde entonces, es su hermano Raúl quien conduce el destino de más de once millones de cubanos. Aunque la oposición insiste en afirmar que «Raúl es igual a Fidel», no cabe duda que la situación en la isla ha cambiado un tanto en los últimos seis años.
Cambios económicos
La crisis económica internacional ha obligado a emprender una serie de reformas «inaplazables». El paquete de 313 medidas, ratificado el pasado abril, va orientado a reducir todos los subsidios, buscar alternativas de financiación, reactivar el aparato productivo, promover la inversión extranjera y reubicar en trabajos privados a unos 500.000 empleados públicos que comenzaron a ser despedidos.
El proyecto contempla una serie de cambios que abarcan desde los aspectos más domésticos hasta políticas macroeconómicas como la reestructuración de la deuda externa, la sustitución de importaciones por exportaciones, la producción interna y la necesidad de atraer mayor inversión extranjera que reactive el empleo, entre otras.
Pero gran parte de la salvación es responsabilidad de los cubanos que se adhieran al naciente sector privado. Más de 357.600 permisos para trabajo por cuenta propia han sido concedidos desde octubre de 2010, cuando el Gobierno abrió la puerta a los autónomos por primera vez en medio siglo. Los cubanos pueden ahora desarrollar trabajos en cualquier de las 178 actividades autorizadas como la venta de alimentos (en todas sus modalidades), vendedor de CD y el comercio de artículos varios de uso en el hogar, entre otras.
Otra de las novedades es que el Estado ha entregado a los campesinos más de 1,38 millones de hectáreas , de las cuales más del 70% están siendo explotadas. Los cubanos también pueden comprar inmuebles y vehículos modernos, pero además ya pueden adquirir materiales de construcción -en las nuevas tiendas creadas por los autónomos- para reformar sus deterioradas viviendas.
Por primera vez en la historia de la revolución, los cubanos pueden pedir créditos que deberán pagar con sus respectivos intereses y todos los trabajadores por cuenta propia están obligados a declarar impuestos, lo que ha introducido una nueva cultura tributaria que antes era casi impensable en la isla.
Represión política
La oposición se muestra muy escéptica en cuanto a los resultados positivos que pueda tener esta nueva etapa de la vida cubana. «Nada de lo que se ha hecho ha sido favorable, porque más que ser una revolución esto ha sido una involución desde todo punto de vista», advierte la economista Martha Beatriz Roque.
Para esta expresa del Grupo de los 75 cambio «es una palabra muy fuerte con respecto a las modestas variaciones estamos viendo». Este vuelco en la política tras más de 50 años de gobierno, obedece a que la revolución «está pasando por un momento muy difícil» y necesitan «algo para intentar salvarlo».
Por su parte, el periodista independiente Guillermo Fariñas opina que en Cuba «no se pueden realizar cambios económicos hasta que no se hagan los cambios políticos». Y es que todos los meses las organizaciones civiles en la isla informan de decenas de detenciones arbitrarias de disidentes que piden más aperturas y libertades en Cuba.
Castro sorprendió en la víspera de Navidad anunciando la excarcelación de 2.900 presos , que se sumarán a los 52 opositores de la Primavera Negra de 2003 que fueron excarcelados entre 2010 y 2009, gracias a la mediación de la Iglesia Católica y España.
Una cantidad insuficiente, para las organizaciones de Derechos Humanos, que estiman la población penal en 80.000 reclusos. Mientras tanto, se sigue a la espera del levantamiento de las restricciones que impiden a los cubanos salir libremente de la isla.
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