Los cuatro puntos más débiles de Hillary Clinton

1. «Mentirosa compulsiva» . Varios casos políticos, en particular relativos a su etapa como secretaria de Estado, apuntan a la tendencia de Hillary Clinton a mentir o cubrir actuaciones erróneas con falsos pretextos. Los más recientes fueron los del ataque al consulado norteamericano en Bengasi (Libia), cuando ella era responsable de la diplomacia, y el «caso de los emails», el uso de un servidor privado de internet para sus correos como secretaria de Estado. Solo al cabo de agotadoras sesiones parlamentarias y de reportajes de investigación, Clinton confesó la verdad y reconoció sus errores.

2. Ambición . Hillary Clinton ha sido acusada -y la percepción es compartida por un amplio sector de la opinión pública- de haber jugado el papel de «esposa fiel» de Bill Clinton, durante los devaneos de este con otras mujeres, para no perjudicar su carrera política hacia la Casa Blanca. Tres de las mujeres que denuncian «acoso sexual» por parte de Bill Clinton acudieron al segundo debate televisado de los candidatos presidenciales para acusar a Hillary de haberles amenazado. Un diario tan volcado en su candidatura como «The New York Times» mostró ayer su estupor por el silencio de Hillary Clinton durante la serie de denuncias de acoso sexual contra Donald Trump desencadenada la semana pasada, y concluyó que la rival demócrata prefiere mantenerse al margen para no remover su propio avispero.

3. Codicia . Hillary Clinton habría aceptado centenares de millones de dólares de donativos a su Fundación Clinton por parte de países que obtuvieron beneficios políticos durante su etapa como secretaria de Estado. Ha sido acusada de no haber informado de que más de 20 gobiernos donaron a su fundación, y de que recibió 145 millones de dólares en donativos de 9 inversores que obtuvieron ganancias de la aprobación de venta de plutonio a Rusia.

4. Aborto . La posición de Hillary Clinton respecto al derecho a la vida figura entre las más radicales del movimiento feminista norteamericano. En repetidas ocasiones ha declarado que considera que el no nacido no tiene ningún derecho constitucional. Fue la primera candidata presidencial en recibir ayudas para la campaña del principal «lobby» abortista, la Planned Parenthood. Ha declarado que solo elegirá «jueces proaborto» para el Tribunal Supremo si llega a la Casa Blanca.