La crisis diplomática entre la UE y el Reino Unido se agrava con tintes de guerra fría

El nuevo embajador británico en Bruselas, Lindsay Croisdale-Appleby , es un diplomático de carrera que se había ocupado de los asuntos europeos en Londres durante toda la negociación del Brexit, después de haber sido embajador en Colombia y en condiciones normales recibiría el tratamiento correspondiente en Bruselas. Ayer tenía que reunirse con el jefe de gabinete del presidente del Consejo Europeo, Frédéric Bernard , en la que hubiera sido su primera gestión como representante británico ante las autoridades europeas, pero la reunión fue suspendida según fuentes europeas como represalia por la negativa británica a reconocer como tal al embajador europeo Joao Vale de Almeida, que antes de serlo en la capital británica ya había ejercido con pleno reconocimiento en Washington.

El Foreign Office se empeña en considerar a Vale de Almeida como representante de una organización internacional , lo que no incluye la aplicación del tratado de Viena sobre privilegios e inmunidades, algunas protocolarias como el ceremonial de presentar cartas credenciales ante la Reina. Más de 140 países de todo el mundo reconocen al embajador europeo como tal. El Reino Unido sería el primero en ignorar una posición que según recuerdan en Bruselas también defendían cuando eran miembros de la Unión Europea. Portavoces británicos han asegurado que el estatus que conceden al representante europeo «no influiría en su capacidad para trabajar en Londres» pero desde Bruselas se ha interpretado como una señal hostil hacia la UE. «Por supuesto que somos una organización internacional, pero no somos cualquier organización internacional» respondió Borrell en referencia al hecho de que incluso la ONU ha concedido un tratamiento especial a los representantes comunitarios.

Esta crisis coincide además con el pulso entre los dos lados del canal de la Mancha acusándose mutuamente de apropiarse de las vacunas que ambos han encargado a los laboratorios de capital británico AstraZeneca. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ha anunciado esta mañana que se dispone a hacer público el contrato firmado con la compañía para desmentir su versión según la cual las vacunas deben ser entregadas antes al Reino Unido porque Londres firmó la compra tres meses antes que la UE. Un ministro británico ha declarado esta mañana que el contenido el contrato que formó el Reino Unido con AstraZeneca no puede hacerse público «por razones de seguridad nacional».