Cameron: «Mientras yo sea primer ministro, no entraremos nunca en el euro»

El banco de Inglaterra, este mismo miércoles por la mañana, corregía el dato de crecimiento del Reino Unido en el segundo semestre del año, para dejarlo en un raquítico 0,1% frente al 0.2% anunciado por el gobierno. Las noticias no son buenas. Y Cameron no ha querido evitarlas.

«La eurozona está en crisis, las economías de Francia y Alemania se han frenado casi hasta detenerse, e incluso la poderosa América es cuestionada por su deuda», ha descrito el político conservador, quien ha intentado inyectar optimismo en la alicaída Gran Bretaña en su esperado discurso. Cameron se ha presentado como un gobernante con ganas de lucha –«vamos a mostrar al mundo que queremos pelea»-, convencido de tener la receta para sacar al país de la tentación del «declive» y el «pesimismo del no puedo».

«Ya sé que no lo podéis ver o sentir aún. Pero pensadlo así: la nueva economía que estamos construyendo es como construir una casa. Lo más importante son las partes que no se pueden ver: las estructuras que la hacen estable», ha afirmado. Cameron, al igual que hizo su ministro de Finanzas, George Osborne, el lunes, tiene claro cual es el suelo sobre el que apoyar los pilares: la lucha contra la deuda: «Esto es una crisis de deuda, no es como anteriores crisis en las que después de un tiempo las cosas se recuperaban; la única forma de superar esta crisis es pagar las deudas».

El gobierno que preside está determinado, por tanto, a hacer oídos sordos a las voces que, desde la oposición laborista y ciertas instituciones internacionales, sugieren un cambio de rumbo hacia políticas de estímulo económico. Cameron ha basado su discurso en la idea de liderazgo, un término que ha empleado al menos 19 veces: «Mi liderazgo es para liberar vuestro liderazgo», ha dicho, alentando al país a salir del pesimismo y abrazar el «optimismo de puedo hacerlo». Se ha dirigido a los individuos y a las empresas, y ha confiado en ellos la tarea de rescatar del olvido el «espíritu emprendedor e innovador de Britania».

El líder laborista se ha cuidado de ofrecer al auditorio la garantía que más aplausos ha levantado: «Mientras yo sea primer ministro, no entraremos nunca en el euro», ha exclamado, despertando los aplausos decididos de los 4.000 asistentes que han escuchado un discurso de unos 50 minutos. «Los laboristas nos metieron en los mecanismos de rescate de la UE, y yo me aseguraré de que os saco de ellos», ha afirmado, reiterando su compromiso electoral de que ni una libra de los contribuyentes británicos termine en el fondo de rescate comunitario a países como Grecia.

Las críticas a la UE y las bromas sobre el euro han sido una constante de la jornada. «La UE tiene mucho más poder sobre nuestra vida nacional del que debería», ha dicho por la mañana el influyente ministro de Exteriores, William Hague. «No me cuesta decir que soy euroescéptico y atlantista», declaraba poco antes otro peso pesado del gabinete, el ministro de Defensa, Liam Fox. Siempre recabando los aplausos más fuertes de los delegados conservadores, entre los que la crisis ha estimulado las ganas de recuperar algunos de los poderes cedidos a Bruselas.