La llamada de teléfono de despedida a su madre mientras el Concordia se hundía

Una de las pasajeras del crucero afondado en la isla italiana de Giglio, Angela Castellani, rezó un Padre Nuestro junto a su madre a través del móvil cuando el crucero se llenaba de agua

abc.es

«¿Mamá? Soy yo. Es terrible. No sé si nos veremos más. El crucero se está hundiendo y todavía no hemos podido ponernos a salvo. No, no, no llores. Rezamos mamá , rezamos juntas también por las personas que conmigo están a punto de ... morir». Angela Castellani, una músico de Mantova de 35 años, viajaba en el Costa Concordia junto a su marido, Diego Schiavo, obrero de 35 años.

Como todos los pasajeros esperaban que el crucero fuera de enseño. Un viaje inolvidable que se convirtió en la pesadilla de sus vidas. Estaba sentados en la mesa del restaurante antes de cenar cuando todo se convirtió en una tragedia.

«Hubo un gran estruendo», cuenta Angela a la Gazzeta de Mantova, «después se caía todo». La luz se fue y el agua subía. Pensaron que eran sus últimos minutos de vida, por lo que Angela llamó a su madre con la que estuvo hablando media hora.

«Tesoro, tienes que tener fe, vamos a rezar el Padre Nuestro y luego permanece conmigo por teléfono, no te desanimes», le decíand esde el otro aldo del teléfono. Eran momentos terribles, tanto que la pareja había pensado tirarse al mar , como tantos otros, desafiando la oscuridad y el agua congelada.

Al final, afortunadamente, Angela y su marido Diego fueron rescatados por un bote salvavidas . La joven pudo llamar a su madre de nuevo para decirle: «estoy sana y salva». Ellos se salvaron pero el español Guillermo Gual perdió la vida junto a seis pasajeros mientras que otros 15 siguen desaparecidos.

Homenaje a dos amigos

Al parecer, el capitán Francesco Schettino , quiso hacer un homenaje a dos vecinos de la isla de Giglio , uno de ellos el maitre del Costa Concordi, Antonio Tievoli y otro, un excapitán de Costa Crocera, Mario Palombo , quien ya jubilado vive en la isla. Es por esto que se acercó demasiado a la costa, hecho que provocó que las rocas rasgaran el barco y el agua entrase, como en Titanic.

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