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archivos coloniales

Londres expulsó a «viernes» y «tarzanes» de la estratégica isla de Diego García

Reino Unido deportó de manera forzosa en los 70 a los habitantes del archipiélago de Chagos, en el Índico, para facilitar la construcción de una base militar clave todavía para EE.UU.

borja bergareche

La publicación esta semana por los Archivos Nacionales británicos de la primera porción de documentos clasificados sobre la era colonial desvela la crudeza con la que las potencias globales afianzan sus tentáculos estratégicos en el mundo. Según este material, el Reino Unido diseñó una política de expulsión forzosa de cientos de habitantes de la isla de Diego García, en el Océano Índico, y de otros enclaves del archipiélago de Chagos , situado a unas mil millas de la costa Sur de la India.

Lleva el nombre del explorador español del siglo XVI, Diego García de Moguer

La isla –nombrada a partir del descubridor español del siglo XVI, Diego García de Moguer – forma parte del Territorio Británico del Océano Índico. Está bajo soberanía de Su Majestad desde su formación en 1965, a partir de territorios que pertenecían a las islas Mauricio y Seychelles. Pero, sobre todo, es el privilegiado –y deshabitado– escenario de una de las instalaciones militares más valiosas para los Estados Unidos.

En 1966, Washington alquiló el uso de Diego García durante 50 años al Reino Unido debido a la valiosa ubicación estratégica de este «portaviones en tierra» , como definen los analistas militares a esta base naval y aérea desde la que despegaban los bombarderos B-52 y B-2 hacia Irak en 1990 y 2003 y hacia Afganistán entre 2001 y 2006. En la época, la principal amenaza era la creciente presencia naval rusa en el Índico y el cercano Golfo Pérsico, en pleno traspaso de poderes –en el sentido más «kissingeriano» del término– entre Washington y Londres, después del histórico anuncio británico de retirada del «Este del canal de Suez» para 1971.

Una roca «sin indígenas, solo gaviotas»

Según uno de los documentos desclasificados esta misma semana, un diplomático inglés explicaba en 1966 que «el objeto del ejercicio es conseguir unas rocas que seguirán siendo nuestras (...) y en las que no habrá población indígena sino gaviotas». Otro funcionario, Sir Dennis Greenhill, respondió: «Desafortunadamente, junto a los pájaros hay algunos Tarzanes y Viernes de orígenes oscuros, y que están siendo enviados, espero, a Mauricio».

En 1970, el ministerio de Exteriores británico había decidido ya explicar a Naciones Unidas que se trataba de «trabajadores contractuales» , una definición legal que permitiría a los administradores del territorio orquestar la expulsión. «El mérito de esta calificación –explica uno de los documentos publicados, según "The Guardian"– es que no reconoce los derechos de los Ilois [así denominaban entonces a la población indígena], a la vez que es estrictamente correcta».

Para 1971, la mayoría de los 1.500 a 2.000 habitantes de las islas estaban expulsados

En efecto, un año más tarde, la mayoría de los 1.500 a 2.000 habitantes de las Chagos (un archipiélago de 52 islas) estaban repartidos en Mauricio y las Seychelles. Entre 500 y 700 de estos vivían hasta entonces en Diego García. La isla estaba deshabitaba cuando el explorador español del mismo nombre la pisó en el siglo XVI, y fueron los franceses quienes la repoblaron con esclavos durante el siglo XVII.

Hoy día unos 50 británicos aseguran la administración de la isla, «repoblada» por unos 1.700 militares estadounidenses y entre 1.500 y 2.000 empleados civiles de la base, según datos de la web especializada Global Security . En 1977, dejó de ser una simple estación de comunicaciones para convertirse –después de una inversión millonaria aprobada por el Congreso de EE.UU. y la construcción de dos pistas de 3,5 km.– en una Base de Apoyo Naval crucial para la proyección militar del «poder americano».

Papel crucial en la actualidad

Las instalaciones sirven, además, como una gigantesca gasolinera con una reserva de cientos de miles de barriles de petróleo para buques y aviones desplegados por EE.UU. en el Golfo Pérsico, el Océano Índico y, cada vez más, el Este de África. El Pentágono estudia instalar allí una base permanente de «drones» o aviones no tripulados , convertidos en el juguete preferido del arsenal militar estadounidense en frentes como Afganistán, Yemen o Somalia, todos ellos dentro del radio de acción de la base.

Incluso, algunas fuentes, como la revista «Time», creen que la CIA empleó las instalaciones de Diego García para hacer escalas en el programa de vuelos clandestinos o «rendiciones extraordinarias» con los que se cree que trasladaron ilegalmente a decenas de sospechosos de terrorismo. Según el diario «El País», el yihadista hispano-sirio Mustafá Setmarian habría estado preso en la isla en 2005.

El caso está pendiente de resolución en el Tribunal de Estrasburgo desde 2008

Los habitantes expulsados del archipiélago iniciaron sus primeras reclamaciones legales en los tribunales de Mauricio desde 1973. Desde entonces, son numerosos los procesos dirimidos ante tribunales británicos, de los que a menudo han resultado compensaciones a la población afectada. Las deportaciones forzosas de las Chagos llegaron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo en 2008, donde el caso está pendiente de resolución.

Un cable del departamento de Estado desvelado en 2010 por Wikileaks reveló que los gobiernos británico y estadounidense estaban estudiando la creación de una reserva marina en el archipiélago, con el objetivo de impedir el retorno de la población originaria. El alquiler de la base concluye en 2016, pero el contrato incluía la posibilidad de extensión por otros 20 años, una opción más que probable que deberán confirmar en diciembre de 2014.

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