Cristina Kirchner pone entre las cuerdas a Alberto Fernández

En privado se habla de golpe palaciego, de una «apretada» o de un intento de asalto al poder, por las bravas, bajo apariencia de respeto institucional. La reunión mantenida entre los dos Fernández el martes, durante varias horas, parecía haber transcurrido con cierto grado de consenso en las medidas a adoptar tras el batacazo del domingo pero, unas horas más tarde, se vio que no era así. De confirmarse el 14 de noviembre los resultados de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), el oficialismo perdería la mayoría en el senado y se le escaparía la posibilidad de controlar el Congreso.

La primera renuncia fue la de Eduardo (Wado) de Pedro , ministro del Interior, miembro de la Cámpora y hombre de máxima confianza de Crisitina y de Máximo Kirchner. Lo curioso de esta dimisión -como del resto- es que, en rigor, no se rubricaron. Se trasladaron a los medios de comunicación pero no hubo un papel escrito ni firma . La ausencia derúbrica fue, salvo excepción en miembros de segunda línea, la tónica general, incluida de la de los ministros Martín Soria , al frente de Justicia y la de Roberto Salvarezza , titular de Ciencia y Tecnología. Como consecuencia de este golpe de mano, se produjo un escenario insólito Argentina, por no habla directamente de surrealista. Los ministros que responden al presidente le expresaron su respaldo junto a un grupo de gobernadores, sindicalistas y otros leales o interesados en desplazar al kirchnerismo duro de las esferas del poder o al menos mantenerlos, con la viuda de Kirchner incluida, a raya.

La vicepresidente tiene como objetivo prescindir del ministro de Economía Martín Guzmán , el hombre que intenta, a trompicones, renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional. CFK, siglas por las que todavía se la conoce, lleva tiempo pidiendo su renuncia y el presidente el mismo espacio de tiempo sin dársela. Lo mismo sucede con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero . Para 'Cristina' la idea es que hay que cambiar todo antes de las elecciones y de paso, entregarle una Cartera a su hijo, según análisis del periodista Román Lejman .

Ironías de la historia, este escenario de enfrentamiento en el frente kirchnerista que gobierna, muestra una debilidad del poder nunca vista en el peronismo. Las alternativas que se barajan, a partir de ahora, no son muchas. El presidente puede ejerce el poder con firmeza y darle la espalda a la mujer que le elegió para estar en la Casa Rosada o, como hasta ahora, ceder. En el primer caso, sin partido propio, se vería obligado a formar una coalición con parte de la oposición y aquellos peronistas que siguen fieles a un poder del que se pueden aprovecharse. En cualquier caso, la evidencia de este enfrentamiento no parece que sea una buena señal para las elecciones de noviembre, donde se renueva la mitad de la Camara de Diputados y un tercio del Senado. De momento, Alberto Fernández no aceptó las dimisiones o en puridad, no dijo ni sí, ni no, ni blanco ni negro. Al menos en público.