Chávez decreta la censura en Venezuela

Es el polémico decreto 7.454 publicado en la Gaceta Oficial la semana pasada. El denominado Cesna, según su artículo 3ª tendrá las funciones de “recopilar, procesar y analizar de manera permanente, la información proveniente de las distintas salas situacionales u órganos similares de las instituciones del Estado y de la sociedad sobre cualquier aspecto de interés nacional, con el objetivo de proveer de apoyo analítico-informativo al Ejecutivo Nacional”, según su artículo 3. También tendrá la facultad de “proteger los intereses y objetivos vitales de la Nación, y para facilitar la ejecución de las políticas públicas y el cumplimiento de los cometidos esenciales del Estado”.

En el Cesna interviene un equipo multidisciplinario de asesores extranjeros, entre ellos, tres españoles, según pudo conocer ABC, que pidieron reservas con sus nombres ya que también prestan consultas directamente al palacio de Miraflores, sede del gobierno.

En su artículo 9ª establece que el jefe del Cesna “podrá declarar el carácter de reservada, clasificada o de divulgación limitada a cualquier información, hecho o circunstancia, que en el cumplimiento de sus funciones tenga conocimiento o sea tramitada”. En opinión de los expertos, el gobierno podrá ocultar informaciones que no le convengan y también declarando “los secretos de Estado”, una práctica común en los regímenes autoritarios y totalitarios como el que Chávez pretende imponer en Venezuela.

Con este decreto el periodismo venezolano “está en riesgo, amenazado y controlado”, según el periodista Alberto Jordán Hernández, quien lamenta que la autocensura se esté imponiendo en los medios de comunicación como un mecanismo de supervivencia. “El Ejecutivo nacional podrá, cuando lo juzgue conveniente a los intereses de la Nación, o así lo exigiere el orden público o al seguridad, suspender la transmisión de comunicaciones cursadas a través de los distintos medios de comunicación”, dice.

Hernández considera que al gobierno de Chávez “no le interesa ni la libertad de expresión ni de información” y se incomoda cuando alguien le critica. En estos once años “se han incrementado los atropellos, detenciones, cierre y control de medios, despidos y amenazas”.